Cuenta Almudena Grandes que hace unas semanas presentó a Joan Herrera, candidato de ICV a la presidencia de Cataluña, en un desayuno en Madrid con políticos y periodistas. Después de que éste hablara sobre todo de recortes, del desmantelamiento del estado de bienestar y del sufrimiento de la gente, todas las preguntas posteriores a su disertación versaron sobre la "famosa" independencia. ¿Quién está obsesionado con ese anacrónico tema? ¿Cataluña? ¿Madrid? ¿Ambos?
Como El Roto resume en una frase: "tracé una raya en el suelo y me declaré independiente, desde entonces vivo pendiente de esa raya". Son demasiados, a un lado y a otro de esa ridícula raya, los que se inflaman, se indignan, se cargan de razón, se llenan de veneno, lo difunden... mientras el mundo se cae a su alrededor.
Por eso me parece tan preocupante lo que se intuye está ocurriendo en el lado este de la raya y que Jordi Gracia, profesor y ensayista denuncia en un artículo titulado "Periodismo de trinchera": "se ha producido una especie de fractura de la complicidad social y democrática que siempre ha existido en Cataluña. Ahora hay una nueva trinchera aguda y abrupta por la que o se es independentista o no se es. O se pertenece al bloque soberanista o se está fuera de el, no sé si a la intemperie, pero desde luego fuera de lugar". A mi me parece un triunfo de la irracionalidad, y por tanto del progreso.
Y Jordi Gracia añade: "el fin de la benéfica ambigüedad (tan molesta para algunos espíritus guerreros de este otro lado de la raya) nos instala en el maniqueismo, aunque los mismos que lo impulsan sepan que nada es blanco o negro. Y lo peor es que el mal ya está hecho, porque en estos últimos meses se ha trabajado a fondo para favorecer unas trincheras que no existían y enfrentar unas creencias que antes eran compatibles con las de los otros"
Y acaba hablando de las tribunas periodísticas que se han abierto para exigir pronunciamientos categóricos y que recuerdan, también en la "civilizada" Cataluña, a la caverna mediática madrileña de la COPE, ABC, El Mundo y las pantallas tóxicas de Intereconomía.
Desde este lado de la raya (el del oeste) sólo me queda estar de acuerdo con Elvira Lindo. Somos muchos los que vemos este asunto sin enconamiento, con cierta indiferencia incluso, por que creemos que el problema, ahora, a este lado y aquel es otro. Y es demasiado grave como para perder el tiempo en asuntos colaterales. Somos legión los que no somos "ni españolistas ni españolazos". Y nos sentimos tan españoles como catalanes, como griegos y como alemanes también. Sobre todo cuando nos damos una vuelta por el mundo y miramos desde fuera la "sacrosanta" patria. Ni a favor ni en contra. Negando la mayor. Pasamos de este pedestre asunto. Y nos gustaría que en nuestra querida y admirada Catañuña, los catalanes que van a votar pasarán también y le dieran a los más beneficiados de este absurdo enfrentamiento, a CiU y al PP, con el voto en la cabeza.
Y de paso conviene preguntarse por qué El Mundo y el amigo Pedro José, siempre aparecen al quite en determinados momentos, revolviendo el barro, invirtiendo el sentido de la información democrática, haciendo periodismo político de parte, interesado y barriobajero, para defender en el fondo el aforismo franquista de "la España ni rota ni roja". Me parece que está vez se han equivocado de táctica.
Para acabar, diré que creo que al PSC no le van a ir tan mal las cosas como las encuestas vaticinan. Ojalá que a pesar de sus errores, siga siendo después de las elecciones la buena herramienta política que siempre fue para los ciudadanos progresistas catalanes. No conviene perderla para los tiempos difíciles que se avecinan.