domingo, 3 de octubre de 2010

De huelga en la globalización

Escribo este artículo antes de la huelga general. De entrada pienso que es una huelga mal enfocada en cuanto a sus objetivos y a la elección del “adversario”. Inútil, por tanto. Con independencia de su resultado cuantitativo, nada va a aportar a la solución de los problemas que nos acucian.
Nadie duda, a estas alturas, que el orden económico global es injusto y dirige el mundo sin que los ciudadanos le hayamos dado permiso. Ya hace tiempo que las transacciones financieras han superado a la economía real. El dinero manda y el que lo necesita debe adaptarse a las condiciones del mercado para obtenerlo. Todos los estados están endeudados, y sin dinero prestado en buenas condiciones no hay educación, sanidad o carreteras. El margen de los gobiernos para desarrollar una política económica propia y diferenciada es mínimo. E intentarlo, al menos en solitario, puede traer serias consecuencias para el bienestar de los pueblos.
Los movimientos antiglobalización ya alertaban en los años noventa del crecimiento imparable del poder de las finanzas. Por aquel entonces, en un país como el nuestro que salía del subdesarrollo y crecía incesantemente a lomos de la burbuja inmobiliaria, esas organizaciones y sus propuestas –la renacida tasa Tobin entre ellas- parecían poco menos que exóticas y alejadas de la realidad. Eran tiempos en los que el FMI y los mercados cercaban a Latinoamérica y consolidaban la miseria africana, quizás para siempre. ¡El problema estaba lejos y era un asunto de los pobres!
Hasta que llegó la crisis económica internacional que nos ha dado de lleno y nos ha bajado de las nubes. A la que, para nuestra desgracia, el mundo ha respondido con más de lo mismo. Sin tocar nada del fallido modelo que la ocasionó. Ni Obama ni nadie son capaces por sí solos de mover un centímetro los cimientos de Wall Street y la City londinense para adaptarlos al interés general. Ese es el quid de la cuestión.
¿Saben ustedes que en España vamos a gastar en 2011, 27.000 millones de euros en intereses de deuda pública, la tercera partida presupuestaria tras las pensiones y la cobertura del desempleo? ¿Saben que si el gobierno no hubiera adoptado en Mayo, muy a su pesar, las medidas de recorte y puesto en marcha las reformas estructurales (laboral, pensiones…) que tanto se critican -u otras parecidas-, el monto de esos intereses sería a día de hoy mucho mayor? ¿Y que, por tanto, el dinero disponible en 2011 para servicios públicos e infraestructuras disminuiría de forma ostensible? ¿Alguien ha planteado una opción realmente diferente a la que plantea Zapatero?
Puede que hoy, después de la huelga, sea ya el momento de volver a la realidad. Corren malos tiempos para la épica y la retórica. Vamos a tener que soportar juntos, años de paro y dificultades sociales. Gobierne quien gobierne. Y la izquierda, si no quiere convertirse en un significante vacío, debe olvidar los ejercicios de autolegitimación y los guiños ideológicos para centrarse en construir poco a poco, en una nueva travesía del desierto, alternativas diferenciadas de futuro.
A todos, izquierda, derecha y centro, nos espera una tarea titánica en un entorno que va a darnos pocas alegrías y seguramente más recortes y nuevos impuestos. Este poderoso e injusto orden mundial no se cambia con fórmulas antiguas como las huelgas generales. Si el problema es global, las protestas y la búsqueda de soluciones deben ser globales.
Toca recuperar, poco a poco, a través de la cooperación entre naciones, el terreno que los grandes bancos, los paraísos fiscales y los mercados nos han ganado. Y a nivel doméstico, construir nuevos modelos económicos a través de la competitividad, el trabajo duro, la educación y la innovación. ¡Nada fácil, desde luego! Pero por mucho que nos rasguemos las vestiduras ante el ZP de turno, los tiempos de vino y rosas se han terminado.

2 comentarios:

  1. Pues claro que son necesarias las huelgas generales mundiales.¿Hay algo más global que eso?. Pero que no las convoquen solo los sindicatos, sino todas las fuerzas sociales, si es que las hay, los movimientos ciudadanos, los antisistema, los okupas (ay, no, que entonces nos queman el mobiliario urbano tan bonito que tenemos). Si queremos cambiar el orden establecido será de esta manera o no será. Escudándonos en que no nos gustan los sindicatos, no vamos a la huelga y perdemos una buena oportunidad de protesta. ¿No nos gusta cómo está planteada?, pues vamos a currarnos otra manera de hacerla. ¿No nos gustan los sindicatos?, pues vamos a cambiarlos desde dentro.
    Y no apoyo a Zapatero. Podía haber hechos muchas otras cosas y antes. Es uno más del tinglado, menos malo que otros, desde luego. El que acepte ideológicamente las posturas socialdemócratas, viva ZP, el que no, que sea consecuente (yo el primero).
    Luis, de Logroño

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  2. Hola Luis. No hay duda de que el cambio tiene que ser global y por tanto la lucha (huelgas o lo que sea)también. Con sindicatos (ni me disgustan ni al revés; sólo deberían ser un instrumento y por tanto mucho más ductil y modificable según las necesidades y no tan institucionalizado)o sin ellos.
    Pero, ojo, la gente debe saber lo que quiere y adonde va con su lucha. Los tiempos de las masas se han terminado. La gente debe saber que si lo que se busca es un cambio, no es para más crecimiento, más carreteras, más... No es solo para tener más derechos. Al reves sería para mas deberes para con la sociedad y para menos crecimiento. Y que minetras la lucha se diera y quizás despues tambien pasariamos un tiempo con menos sanidad, menos bienestar en suma...
    ¿Qué alternativa teorica o real hay más allá de la socialdemocracia que ella misma ni siquiera se aclara y esta soprepasada por los acontecimientos? ¿Alguien plantea un horizonte distinto más allá de la revuelta -que tya se que tendría un poder catartatico pero de dirección desconocida?
    Si ZP es malo. Pero no veo ninguno menos malo en este momento ni por su supuesto a la derecha ni tampoco en la izquierda. Por eso acepto su actitud posibilista y pactista, aunque haya sido sobrepasado y desbordado por las circunstancias. Es dificil mantener la linea si sabes que esa linea al menos por un tiempo largo, significara menos sanidad, educación, cobertura de parados... para los tuyos. Hacer otra cosa hubiera sido irresponsable sobre todo cuando tu gente no está preparada ni dispuesta para batallas de mayor calado y con alto coste. Se ha inmolado personalmente y es lo que tenía que hacer. No veo al país y al mundo capaz de verdaderos cambios. Creo que habrá que ir poco a poco. Hubo otras epocas en las que se hicieron largas travesias del desierto hasta alcanzar algo nuevo (la edad media en sentido profundo es lo que mss se parece a este tiempo de decadencia del comunismo y el capitalismo).
    O sea adelante con la batalla. Pero ZP ha hecho lo que tenía que hacer, torpemente, con medidas concretas manifiestamente mejorables, pero en esencia lo único que podía hacer. Yo le votaré con la nariz tapada, pero le votaré. Los que hemos vivido la derecha en el poder y la estamos volviendo a vivir, sabemos que por muy malo que sea, la alternativa es horrorosa. Por tanto posibilismo y cambio no son incompatibles. Pero ojo, sin engañar a la gente con protestas sin alternativas realistas acompañandolas.

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