Soy aficionado a los toros y me gusta Cataluña. Este fin de semana disfruté con las corridas en la plaza de Pontevedra. Y a la salida, me tomé una copa de cava bien frío con mis amigos.
Creo sinceramente que están equivocados los ciudadanos que presentaron al parlamento catalán la iniciativa legislativa popular para la prohibición de los festejos taurinos. No dudo de sus convicciones y las respeto. Pero lamento que no entiendan que tratar bien al toro de lidia es ser consecuente con el fin para el que ha sido criado y por el que sobrevive como especie diferenciada. Que no comprendan que lidiarlo respetando los cánones, buscando la armonía del encuentro entre torero y toreado, es el mejor final que puede deparar el destino a un toro bravo. Algunas fases de las faenas de El Juli y Julio Aparicio lo lograron el sábado y el domingo respectivamente.
En cambio no comprendo que los políticos catalanes no hayan sido capaces de buscar otra salida que la prohibición de las corridas, en un contexto de opinión pública sin un consenso claro al respecto. Mal precedente formal para otros temas que, aunque de distinta naturaleza, accedan desde la iniciativa popular al poder legislativo con la misma pretensión punitiva. ¿Es el papel de un parlamento establecer pautas de comportamiento moral para los ciudadanos?, se preguntaba, con toda la razón, Fernando Savater estos días.
Dicho esto, se trata de una decisión legítima que sólo atañe a Cataluña y en nada incumbe al resto del estado. No hay motivo, por tanto, para el demagógico rasgado de vestiduras que los sectores políticos y mediáticos que defienden una concepción centralista de España han escenificado. No es cierto que ZP haya prohibido las corridas como Esperanza Aguirre y sus corifeos afirman para sacar provecho electoral del tema. Este no es un problema político ni identitario: es exclusivamente taurino.
Así que tanto los que apoyamos las corridas, como los que buscan su abolición, debemos rechazar la utilización espuria del asunto. De los nacionalistas catalanes que lo usan como elemento de afirmación y confrontación cultural y de los que, con este tema, azuzan el sentimiento anticatalán en el resto del estado para ganar adhesiones fáciles a su incansable cruzada centralista contra la diversidad de España. Una diversidad enriquecedora que, para alcanzar la estabilidad, exige que cada uno mire al otro poniéndose en su lugar.
La mayoría de los ciudadanos en Cataluña se sienten tan catalanes como españoles y ven las cosas, en ocasiones, desde un prisma diferente al del resto del estado. Lo mismo ocurre en otros territorios. Es necesario aceptarlo con normalidad, como aceptamos que en Murcia llueve menos que en Galicia. La uniformidad no es posible ni buena. Conviene por tanto, desde ese reconocimiento, sumar en vez de dividir. Y dejar de centrarse en supuestos agravios comparativos, tantas veces injustos e interesados.
Cataluña necesita al resto del estado español. Y el conjunto de España necesita a Cataluña. Busquemos, aunque sea costoso y agotador a veces, un acomodo común. No magnifiquemos las normales fricciones y rechacemos a los que las alientan. Hagamos al revés. Sintamos como propios sus propios referentes: el cava, el pan con tomate, Gaudí, Pau Casals, el Mediterráneo, el diseño, la modernidad, la innovación... Añadamos todo esto a nuestro acervo cultural y mezclémoslo debidamente en español, en catalán y en el resto de lenguas del estado. Compartir lo diverso es el mejor modo de impedir la exclusión.
Y para el último tercio, desde la defensa de la fiesta de los toros y de la libertad para presenciarla en cualquier lugar del mundo, quiero simbolizar mi personal inclusión de Cataluña con unos sabios versos de Salvador Espríu que vienen al pelo. Traducidos de su libro “La pell de brau” (La piel de toro): “diversos los hombres y diversas las hablas, han convenido muchos nombres al mismo amor”.
Creo sinceramente que están equivocados los ciudadanos que presentaron al parlamento catalán la iniciativa legislativa popular para la prohibición de los festejos taurinos. No dudo de sus convicciones y las respeto. Pero lamento que no entiendan que tratar bien al toro de lidia es ser consecuente con el fin para el que ha sido criado y por el que sobrevive como especie diferenciada. Que no comprendan que lidiarlo respetando los cánones, buscando la armonía del encuentro entre torero y toreado, es el mejor final que puede deparar el destino a un toro bravo. Algunas fases de las faenas de El Juli y Julio Aparicio lo lograron el sábado y el domingo respectivamente.
En cambio no comprendo que los políticos catalanes no hayan sido capaces de buscar otra salida que la prohibición de las corridas, en un contexto de opinión pública sin un consenso claro al respecto. Mal precedente formal para otros temas que, aunque de distinta naturaleza, accedan desde la iniciativa popular al poder legislativo con la misma pretensión punitiva. ¿Es el papel de un parlamento establecer pautas de comportamiento moral para los ciudadanos?, se preguntaba, con toda la razón, Fernando Savater estos días.
Dicho esto, se trata de una decisión legítima que sólo atañe a Cataluña y en nada incumbe al resto del estado. No hay motivo, por tanto, para el demagógico rasgado de vestiduras que los sectores políticos y mediáticos que defienden una concepción centralista de España han escenificado. No es cierto que ZP haya prohibido las corridas como Esperanza Aguirre y sus corifeos afirman para sacar provecho electoral del tema. Este no es un problema político ni identitario: es exclusivamente taurino.
Así que tanto los que apoyamos las corridas, como los que buscan su abolición, debemos rechazar la utilización espuria del asunto. De los nacionalistas catalanes que lo usan como elemento de afirmación y confrontación cultural y de los que, con este tema, azuzan el sentimiento anticatalán en el resto del estado para ganar adhesiones fáciles a su incansable cruzada centralista contra la diversidad de España. Una diversidad enriquecedora que, para alcanzar la estabilidad, exige que cada uno mire al otro poniéndose en su lugar.
La mayoría de los ciudadanos en Cataluña se sienten tan catalanes como españoles y ven las cosas, en ocasiones, desde un prisma diferente al del resto del estado. Lo mismo ocurre en otros territorios. Es necesario aceptarlo con normalidad, como aceptamos que en Murcia llueve menos que en Galicia. La uniformidad no es posible ni buena. Conviene por tanto, desde ese reconocimiento, sumar en vez de dividir. Y dejar de centrarse en supuestos agravios comparativos, tantas veces injustos e interesados.
Cataluña necesita al resto del estado español. Y el conjunto de España necesita a Cataluña. Busquemos, aunque sea costoso y agotador a veces, un acomodo común. No magnifiquemos las normales fricciones y rechacemos a los que las alientan. Hagamos al revés. Sintamos como propios sus propios referentes: el cava, el pan con tomate, Gaudí, Pau Casals, el Mediterráneo, el diseño, la modernidad, la innovación... Añadamos todo esto a nuestro acervo cultural y mezclémoslo debidamente en español, en catalán y en el resto de lenguas del estado. Compartir lo diverso es el mejor modo de impedir la exclusión.
Y para el último tercio, desde la defensa de la fiesta de los toros y de la libertad para presenciarla en cualquier lugar del mundo, quiero simbolizar mi personal inclusión de Cataluña con unos sabios versos de Salvador Espríu que vienen al pelo. Traducidos de su libro “La pell de brau” (La piel de toro): “diversos los hombres y diversas las hablas, han convenido muchos nombres al mismo amor”.
Me encantan Cataluña y el cava. No soy aficionada a los toros pero respeto e incluso entiendo a las personas que les gusta la lidia. Por eso creo que no se deberían prohibir. Mientras haya gente que quiera verla y sea rentable, seguirá habiendo fiesta. Lo que me parece una perogrullada es relacionar el no a los toros con el nacionalismo ..... mi padre nació en Rianxo, amaba a su pueblo profundamente y nunca le gustó andar "descalciño por la area" de su playa, ¿lo vamos a considerar por ello menos Rianxeiro?, O como decía Juan Cruz en un articulo (cito de memoria) ¿es antipatriótico que no me guste el jamón?. Ya sé que en los toros hay implícitas otras cosas como el sufrimiento y muerte del animal, y por ello creo que tampoco se debe alentar la lidia.
ResponderEliminarA mi me gusta que la gente quiera a su tierra y la defienda, que hable su idioma y mantenga sus costumbres, pero que esto no aísle. Viendo a nuestros jóvenes lo de "patria" suena un poco a moho. Ellos que viajan, que viven en Londres, van un fin de semana a Berlín, hablan gallego cuando les hablan gallego o bailan una polka que un día les enseño a bailar una amiga rusa. Ellos han pasado de las fricciones incluso fuera de nuestras fronteras ¿hará falta otra generación?
¿Cuestión de gustos?
ResponderEliminarPrimer tercio o de picas.
Se trata en la lidia de domeñar y, finalmente, de dar muerte a una fiera. Estratégicamente se comienza en el primer tercio a quebrantarla por medio de puyazos o heridas causadas por la puya de los picadores. La disminución de facultades que la pérdida de sangre supone no debe ser excesiva, pero sí suficiente para que el toro temple su ímpetu bronco, y, consiguientemente se ahorme su cabeza, dejando el cornear continuo y descompuesto.
Segundo tercio o de banderillas.
Así como el tercio descrito tiene por finalidad el castigo y quebranto del toro, el segundo, o de banderillas, tiende a reanimarle o alegrarle (alegradores se llaman también las banderillas), excitándole sin restarle fuerzas. La verdad es que solo a medias se cumple este fin, pues lo cierto es que en la preparación para clavarlas se le quebranta con capotazos y recortes; pero sin duda que el agudo dolor del arponcillo, encarnizado tábano de hierro, en expresión de un gran poeta, excita a los toros y les aviva y reanima.
Tercer tercio o de matar.
En el último tercio de la lidia se comprende la preparación del toro para la muerte con muleta, y su muerte a estoque.
[…] Puede herirse al toro sin que el estoque quede metido en su cuerpo, y en este caso cabe distinguir si se hace a mete y saca, a cuyo resultado llamamos por contracción metisaca, o si queda solamente en pinchazo. En el caso de que el estoque quede en el cuerpo del toro, se gradúa y designa con variedad de nombres el resultado, desde el pinchazo hondo hasta la estocada entera o estoconazo. La nomenclatura es gradualmente la siguiente: pinchazo hondo, cuando el estoque penetra pocos centímetros. Estocada corta, la que no cala mas que una tercera parte aproximadamente. Media estocada, cuando queda dentro del toro la mitad del acero. Estocada honda, si quedan envasadas, poco más o menos, dos terceras partes del estoque. Estocada entera, cuando penetra todo él en el cuerpo de la res.
Si en vez de escribir “toro” escribiéramos “ser humano” nadie dudaría de que estaríamos hablando del “Manual para el perfecto torturador” en vez del “Cossío”.
La “progresiva sensibilidad” del respetable ha ido arrinconando suertes tales como la suiza (acariciar al toro con alabardas), la suerte de enanos (sin comentarios), lanzada a pie, perros (dedicados a los toros sin el suficente trapío) y qué decir del desjarrete y la media luna (ésta última no se refiere a los castizos bocadillitos de tapeo sino al uso de una asta con una media luna de extremos afilados y borde cóncavo cortante).
Rifle Barrett M107: El arma dispara municiones muy poderosas de calibre 50.
ResponderEliminarArma de Sensores Fusionados : utiliza pequeñas bombas “inteligentes” para expandir su efecto destructivo a través del campo de batalla, con golpes exactos sobre múltiples objetivos enemigos.
Bomba Termobárica: estas bombas combinan el poder de ambas fuerzas (calor y presión), ampliando enormemente su potencial para destruir los objetivos más inaccesibles. El resultado es una bola de fuego intensamente concentrada, combinada con el devastador efecto de la sobre-presión de la ráfaga.
Bomba de Munición Masiva: La mayor arma convencional masiva del arsenal estadounidense es la “Bomba de Ráfaga de Aire de Munición Masiva” (la GBU-43/B), que pesa 10,5 toneladas y contiene nueve toneladas de explosivo H-6. Además de los daños que causa por la fragmentación y por la onda expansiva, tiene un efecto psicológico devastador. Esta bomba es mucho menos eficaz que otras de menor tamaño, pero sus efectos psicológicos, que incluyen una extensa onda expansiva y una nube en forma de hongo similar a la de una bomba nuclear, son incomparablemente aterradores.
Estos artefactos no se utilizan en espectáculos festivos pero matan, matan a seres humanos, a muchísimos. Lo vemos a diario en la televisión y parece que no nos escandaliza demasiado ........ nadie se ha puesto en pie de "guerra" para que se dejen de fabricar armas en España.
Rifle Barrett M107: El arma dispara municiones muy poderosas de calibre 50
ResponderEliminarArma de Sensores Fusionados : utiliza pequeñas bombas “inteligentes” para expandir su efecto destructivo a través del campo de batalla, con golpes exactos sobre múltiples objetivos enemigos.
Bomba Termobárica: estas bombas combinan el poder de ambas fuerzas (calor y presión), ampliando enormemente su potencial para destruir los objetivos más inaccesibles. El resultado es una bola de fuego intensamente concentrada, combinada con el devastador efecto de la sobre-presión de la ráfaga.
Bomba de Munición Masiva: La mayor arma convencional masiva del arsenal estadounidense es la “Bomba de Ráfaga de Aire de Munición Masiva” (la GBU-43/B), que pesa 10,5 toneladas y contiene nueve toneladas de explosivo H-6. Además de los daños que causa por la fragmentación y por la onda expansiva, tiene un efecto psicológico devastador. Esta bomba es mucho menos eficaz que otras de menor tamaño, pero sus efectos psicológicos, que incluyen una extensa onda expansiva y una nube en forma de hongo similar a la de una bomba nuclear, son incomparablemente aterradores.
Estos artefactos no se utilizan en espectáculos festivos pero matan, matan a seres humanos, a muchísimos. Lo vemos a diario en la televisión y parece que no nos escandaliza demasiado ........ nadie se ha puesto en pie de "guerra" para que se dejen de fabricar armas en España.
La patria es solo uno palabra o una bandera. nada me interesa. Los seres humanos sí y esa energía que se dedica al antitaurinismo mejor vendría en la militancia contra las bombas racimo y las otras opciones destructivas que has ennumerado, Rosa.
ResponderEliminarComo siempre JABG, has sacado literatura y belleza de textos sobre el toro. Algunos también vemos esa belleza en la fiesta. Si somos unos degenerados que le vamos a hacer. Y dentro de esos algunos hubo gente como Picasso, Lorca... ¿por qué será?
Argumentum ad hominem
ResponderEliminar“Argumento que en lugar de presentar las razones adecuadas o pertinentes contra una opinión determinada, pretende refutar tal opinión censurando a la persona que lo sostiene”
Si hubiese dicho que los aficionados a la tauromaquia son unos degenerados estaría cometiendo una falacia ad hominem. A estas alturas del curso procuro evitar –sin mucho éxito- las discusiones sobre gustos (excepto cuando mis cronófagos argumentan a la hora de comer “Esto no me gusta” y yo contraargumento con “Pues te lo comes igual”) y creencias, porque más bien antes que después acaban interpretándose las opiniones contrarias a esos gustos y creencias como ataques a la persona. Como no creo que sea este el caso podemos seguir dándonos caña.
Dices que “la lidia es el mejor final que el destino puede deparar a un toro bravo” y yo niego la mayor: el mejor destino es campar libremente por la dehesa, triscando a todas las vacas bravas que pueda y ahuyentando a intrusos y competidores a cornadas si fuera menester.
Estoy plenamente de acuerdo en que hay belleza en algunas partes de la tauromaquia pero esto no cambia la naturaleza violenta y sanguinaria de la fiesta.
No me vale el argumento ad verecundiam (razonamiento o discurso en el que se defiende una conclusión u opinión apelando a alguna autoridad, a la mayoría o a alguna costumbre) de que a Picasso y a Lorca también le gustaban los toros pues no tendría ninguna dificultad en encontrar personajes de igual calado a los que no les gustase.
Pregunta: ¿hay diferencias entre el espectáculo de los toros lidiados en la plaza y el toro alanceado de la Vera, la cabra despeñada desde un campanario, los pollos colgados y degollados a tirones por jinetes, la pelea de gallos o la pelea de perros?
Y tu, hombre culto que lo pareces, ¿lo preguntas? ...... ¿hay diferencias entre un taco de piedra caliza y el busto de Nefertiti?
ResponderEliminarSaludos Xuan.
ResponderEliminarLa forma de contestar a una pregunta con otra pregunta es un recurso retórico muy gallego; sin embargo la forma Xuan es más frecuente en Asturias que en Galicia y el uso de la expresión “taco de yeso” parece más propia del español hispanoamericano. ¿Un poco de las tres cosas quizás?.
La analogía que presentas es muy interesante. Parece plantear por homología entre los términos de la comparación el argumento de que la aplicación del arte provoca una transustanciación de los elementos: del bloque informe pasamos a la escultura, dos cosas claramente diferentes a partir de la misma materia.
El problema de la argumentación por analogía es comprobar si realmente resiste la comparación, pues lo que funciona en un terreno puede no hacerlo en otro. Yo parto de una premisa previa: no existe una separación absoluta entre humanos y animales (otra cuestión sería el debate sobre el grado de coicidenca parcial). Si se acepta, entonces puedo plantearme la siguiente pregunta: ¿en qué grado las sensaciones de los animales no se asemejan lo suficente a las humanas como para tenerlas en cuenta?. Si la respuesta es de nuevo afirmativa entonces la cuestión del sufrimiento innecesario cae dentro del terreno del comportamiento moral. Y en este terreno la analogía falla: que un acto sea más o menos bello no lo convierte necesariamente en mejor (de lo contrario tendríamos que aceptar que si alguien roba o mata, pero lo hace con arte, entonces la falta sufre una transustanciación y pasa de ser grave a leve sin cambiar su naturaleza de falta).
Un problema ciertamente parecido al de los toros (salvando las distancias claro: el toro bravo, que no de lidia, es un animal noble, al contrario del plebeyo “porquiño”) es el de la resistencia a ultranza de los militantes más radicales del “National Cocho Front” (Frente Nacional del Cerdo) frente a los intentos abolicionistas de la Xunta del sagrado rito de la “matanza tradicional”.
A Rosa A
ResponderEliminarLas garras y colmillos ensangrentados de la Naturaleza.
“Nature red in tooth and claw” (del poema “In Memoriam” de Alfred Tennyson).
Quizás la raíz común al problema de la guerra y los toros es que formamos parte de una Naturaleza violenta y que nuestra capacidad (al parecer exclusiva del ser humano) para percibirla desde una perspectiva moral nos somete a contradicciones internas (por lo menos a algunos).
Los que hemos sufrido graves alteraciones en el “celebro” (forma arcaizante del castellano para cerebro) por la exposición a obras del 7º arte, tendemos a recurrir a estas para ahorrarnos unas cuantas palabras: se puede decir de muchas maneras, pero no de un modo tan gráfico y bello como lo hace la película “El cazador” ( “Deer Hunter” de Michael Cimino, con De Niro) http://www.youtube.com/watch?v=JrQUUYpqacM&feature=related a partir del minuto 7 y http://www.youtube.com/watch?v=Z0x1s-HE138&feature=related.
Parecías culto, ahora me pareces pedante,(Del it. pedante).
ResponderEliminar1. adj. Dicho de una persona: Engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en realidad. U. t. c. s.
Por lo menos me concedes el beneficio de la duda y dices "pareces" en vez de "eres". ¿Xan o Xuan?
ResponderEliminarLo de los toros siempre da juego y exalta los ánimos y las opiniones.
ResponderEliminarTanto me gustan los toros que hasta me gusta el que, en campaña antitaurina, diseñaron y colocaron en las puertas del Guggenheim los activistas vascos contra la fiesta.
Defendamos al toro bravo no de la muerte, condición inevitable, sino de la desaparición y el olvido.
Por mi parte no hay problema, no espero participar en un duelo (en este caso dialéctico)sin recibir estocadas. O salir al ruedo y no recibir cornadas.
ResponderEliminarApreciados tertulianos:
ResponderEliminarSin hacer gala de un animalismo procaz, debemos recordar que en el derecho natural, una de las fuentes de nuestro derecho español, no se considera legítimo dañar a un animal sin justificación. Ahora viene la consecuente pregunta: ¿Tiene alguna justificación la lidia en nuestro país? La respuesta es sí, pues está profundamente arraigada en la tradición (otra de las fuentes de nuestro derecho español vigente). Pues bien, en la confrontación entre derecho natural y tradición, casi siempre vence la tradición (creo que muchos juristas al igual que muchos de vosotros dudan seriamente del derecho natural...). Pero vayamos por partes (decía Jack El Destripador, ja ja ja):
Matar es un acto reprobable siempre. Luego ya sabemos que hay atenuantes, tipos de muerte, contextos histórico-sociales,... pero en definitiva es un acto que seguramente a casi nadie mentalmente sano le agrada. Cuando se trata de animales, se puede aplicar lo ya dicho: no creo que casi nadie disfrute matando a un ternero, cerdito, conejo, pollo,... aunque ello sea muy necesario no solo para el ser humano sino para toda la cadena alimenticia y el ecosistema en general. En el caso del toro de lidia, hubo colectivos antitaurinos que plantearon la lidia sin muerte (con o sin tortura previa: picas,...) pero los amantes del espectáculo taurino en su mayoría rechazan plenamente esas variantes atenuadas en aras del respeto a la tradición. Una pena que en España no se aplique con más frecuencia la tradición (¿?)... o... ¿sólo la aplicamos cuando nos conviene y a aquello que más nos conviene...?
en definitiva, esta cuestión considero que traspasa el umbral de la ideología. Se trata, queramos verlo o no, de maltrato cruel y despiadado a un animal que está en clara desigualdad de condiciones respecto a sus verdugos y que muere tras una larga agonía y de una forma muy injusta y extremadamente dolorosa (creo que casi todos sabemos algo de la respuesta nociceptora y de las fibras nerviosas finas...).
Nuestro ordenamiento jurídico actual contempla explícitamente el maltrato animal tipificado como delito en el CP. ¿Qué pasa con los toros?, ¿pertenecen acaso al reino vegetal?, ¿o quizá como he reseñado previamente en nuestro derecho "españolito" prima más la tradición cuando conviene a ciertos legisladores?
Lo más triste de todo es la gran masa de esta piel de toro (dícese creo de España, pero no sé por qué no se la conoce también como piel de gaita al fin y al cabo toros en el sur pero gaitas en el norte), a la cual para sorpresa de algunos no estoy especialmente orgulloso de pertenecer, se ha tomado la prohibición de la lidia en Cataluña casi como algo personal, y es lógico, cuando a un país se le conoce en el resto del planeta por el flamenco y los toros no se puede esperar mucho de sus habitantes. Y por último, algunos ilustres aficcionados taurinos que habéis citado en líneas superiores, fueron ilustres no por ser aficcionados taurinos, sino por ser grandes pintores, poetas,... . A Winston Churchill le encantaba el boxeo, y ello no parece un argumento muy válido para la defensa de ese deporte...
Gracias Jose por la sinceridad y los matices, en un tema en el que cabe toda opinión o sentimiento. Una especie de batalla que trasciende el tiempo, las ideas y las visceras y se desarrolla en el rastro que la familia, el ambiente, la escala de valores y la forma de estar en el mundo, han dejado en los espiritus, las almas, la ética y la estética de cada uno.
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