
domingo, 26 de septiembre de 2010
Gente necesaria

viernes, 17 de septiembre de 2010
El desierto florecido

Nada sabía de ese lugar hasta que mi amigo chileno Orlando Saavedra me habló de la belleza y el magnetismo de aquellos inhóspitos parajes, tan intolerables para la vida de los seres humanos como llenos de prodigios, leyendas e historias increíbles. El subsuelo es muy rico en minerales -oro, plata, cobre…-, así que por esos pagos casi todos viven de la minería. Son seguramente los mejores mineros del mundo. Muchas de las técnicas que se hicieron famosas en los años de la fiebre del oro en California, fueron desarrolladas por los hombres de Copiapó, la capital de Atacama. Los atacameños aprenden desde niños a buscar en las piedras el sustento y hasta que mueren no dejan de horadar la tierra en la esperanza de encontrar al fin la dorada veta de sus sueños. Gente especial, acostumbrada a vivir deprisa, dejando a un lado la muerte que cada día les pisa los talones en la oscuridad.
Allí, bajo la tierra reseca, treinta mineros se aferran hoy a la vida, después del hundimiento de la mina en la que trabajaban. Un milagro del desierto los convirtió en héroes y desató una corriente de incontenible alegría por todo el país. En estas semanas, excéntricos empresarios y contratistas que antes les racaneaban los salarios, envían generosos donativos para poder participar de la gloria en esta inesperada epopeya nacional chilena. Un ejército de psicólogos e ingenieros se ha instalado en la paramera para ofrecer sus servicios. En los alrededores de la mina se han erigido imágenes de todos los santos del lugar: San Expedito, la Virgen de la Candelaria, y por supuesto San Lorenzo, el patrón de los mineros.
Y en este entorno de spaghetti western, brotan historias que para ellos quisieran Vargas Llosa o García Márquez. Puro realismo mágico en la vida real. La amante clandestina de Carlos Barrios ha conocido a la esposa oficial y las dos lloran y rezan juntas. En cambio, Marta Salinas y Susana Valenzuela, las dos mujeres de Yonny Barrios –una de hecho y otra de derecho- se pelean cada día en público por el dinero de las donaciones recibidas. Un cardenal católico ha traído 30 rosarios bendecidos por el Papa y un pastor evangélico, 30 minibiblias. Ambos intentan colar el material por los pequeños tubos de comunicación con el interior, mientras los mineros lo que piden es algo de tabaco y vino para resistir las largas horas que les quedan para la liberación. Hasta la NASA anda por allí.
Historias de un desierto que, olvidado del mundo, ha decidido llamar la atención. Ya unos días antes del accidente, a primeros de agosto, habían caído del cielo unas pocas gotas de lluvia. En Mayo también llovió. En pocos meses, más de lo que suele hacerlo en todo el año. Suficiente para el subsuelo de Atacama donde siempre hay vida esperando una oportunidad. Semillas de lirios, cebollinos, botones de alforja, patas de guanaco y otras 200 especies de flores han despertado de un letargo de años a medio metro de la luz, para germinar y hacer florecer un paisaje desolado desde 1997. Igual que a los mineros, les queda poco tiempo para alcanzar la superficie antes de que las altas temperaturas las marchiten. Dicen que cuando este desierto florece, lo que ocurre sólo cada 15 o 20 años, no hay color ni perfume en el mundo que pueda compararse con él.
Dos carreras contra el reloj en un paraje prodigioso. Una pena no estar allí para poder presenciar los dos finales felices que van a producirse. Para ver ese desierto doblemente florecido.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Cargados de razón

Hace una semana, en estas mismas páginas, un habitual colaborador del periódico, al que por otra parte tengo en muy buena estima, opinaba sobre las ONGs al hilo de la liberación de los cooperantes catalanes en el Sahel. En su apresurado análisis, etiquetaba a muchas de ellas como un conjunto de “inxenuidade redentorista etnocéntrica” y “espiríto burgués aventureiro”. Cargado de razón, abogaba por que las labores de ayuda al tercer mundo las asumiera íntegramente el Estado y, al tiempo, acusaba a estas organizaciones de acudir a él siempre que había dificultades. Una clara contradicción de la razón cargada, a la que añadía la excepción de la iglesia católica, quién, según él, actuaba a diferencia de las otras ONGs “sen paternalismos nin inxenuidades”.
Vivimos tiempos en los que parece obligado opinar sobre los temas de forma rápida y rotunda, empujados por las sensaciones más simplistas y, por tanto, más maniqueas. A eso se le llama ahora ser políticamente incorrecto. Primero se define la posición a argumentar y luego se engarzan los argumentos y se cargan las razones. Con lo que éstas son balas contra el que opina diferente, en vez de puentes para un análisis que pueda ser compartido: menos “aparente”, más aburrido quizás, pero siempre más útil y ajustado a la realidad.
La multiplicidad de ONGs es enorme y su tarea imprescindible en un mundo que dedica un porcentaje pírrico de sus presupuestos a restablecer la justicia con los más desfavorecidos. En ellas hay de todo, como en botica. También burgueses y paternalistas. Pero la inmensa mayoría de sus integrantes –católicos o no- dedican parte de su vida y su tiempo a la imprescindible tarea de la cooperación, sin esperar nada a cambio. No es de recibo analizar de forma tan simplista sus motivaciones. Sólo puede hacerse desde el desconocimiento de la materia. Algo a lo que estamos expuestos los que tenemos la peligrosa costumbre de poner negro sobre blanco cada semana nuestras reflexiones. Un pecado que debe ser perdonado sin penitencia alguna –Elvira Lindo pedía a sus lectores que “no dispararan nunca al indefenso columnista”-, pero que en este caso, un servidor se siente obligado a no dejar pasar, con todo el respeto, sin las necesarias matizaciones.
Reflejos de una época en la que, como Alberto Manguel afirma en su magnífico libro “La ciudad de las palabras”, “los valores de la superficialidad, simplicidad y rapidez son absolutos”. Así que en vez de cargarnos de razones no contrastadas, convendría volver a la “lentitud” del conocimiento, evitando la opinión impulsiva, arrastrada por cambiantes y aleatorias corrientes. ¿El hecho de ser catalanes los cooperantes, en vez de por ejemplo extremeños, habrá influido en la valoración que han hecho de las circunstancias de su liberación "influyentes" medios de fuera de Cataluña?
Volviendo a Manguel, frente al “elogio de la facilidad” están la profundidad y el rigor para adentrarse sin prejuicios en los temas que nos ocupan. Sin buscar las adhesiones viscerales y el aplauso fácil que concita la aparente incorrección de la simplicidad indocumentada. Dicho de otro modo, es hora de buscar tratamiento para esa enfermedad del oído contemporáneo que no sólo nos impide escucharnos los unos a los otros, sino que además no nos deja enterarnos de lo que en realidad está ocurriendo. Cuyo síntoma más relevante es la necesidad de cargarse de razón para sentirse confortado y falsamente seguro en la oscuridad que, con frecuencia, nos rodea.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Tres artículos, un microrelato y una noticia
1) "Clases a la boloñesa" de José Lázaro. Sobre la oportunidad del modelo Bolonia para acabar con los anticuados métodos de enseñanza universitaria, basados en las clases magistrales o soliloquios que los profesores repiten cada año más o menos igual y de los que "los alumnos toman apuntes de lo que logran escribir de lo que que consiguen entender de lo que el profesor ha dicho." El autor propone hacerlo al revés y comenzar "la lección" con un texto escrito por el profesor que los alumnos leen primero y en las clases se comenta y discute. Una formula interactiva mucho más útil, a la que muchos profesores y alumnos se resisten. Los primeros porque es más cómodo, no obliga a tener capacidad para responder a cuestiones o enfoques imprevistos y además activa su narcisismo al sentirse escuchados durante una hora por un ramillete de jóvenes más o menos deslumbrados por su "brioso verbo". En cuanto a los alumnos, el profesor de Humanidades de la Autónoma de Madrid, mete el dedo en la llaga al considerar el metodo tradicional de clases "pronunciadas" como una de las causas del grave problema de entendimiento y capacidad lectora de nuestros jóvenes, cuya consecuencia más importante es el empobrecimiento intelectual que nuestra sociedad sufre.
2) "El aborto en España visto por un católico belga" de Pablo Simón, profesor de Bioética de la Escuela Andaluza de Salud Pública y hermano de nuestro amigo y compañero David. Una reflexión sobre la falta real de separación en nuestro país entre Iglesia y Estado, no solo en lo evidente sino en lo profundo: "La influencia de lo católico sobrepasa en España los límites de lo aceptable en una sociedad pluralista y democrática". En el texto destaca el significado de la previsible postura de uno de los magistrados "progresistas" del Tribunal Constitucional en la votación sobre el recurso del PP a la nueva ley del aborto. "Una conciencia cívica debería poner entre parentesis para los funcionarios públicos sus presupuestos morales cuando deben tomar decisiones en el ejercicio de su función". En el artículo dice cosas tan claras y sensatas como "sus actuaciones sólo deben basarse en la ética cívica y en la ley". Y afirma que "no entender ni aplicar estos conceptos es un ataque frontal al pluralismo, al bien común y a la esencia misma de la democracia."
3) Cambiando de tercio, un divertimento dedicado a todas las amigas y amigos. A los que recomiendo se afilien al PPP. O al menos que se hagan simpatizantes, o mejor practicantes. Una columna de verano de Luz Sánchez Mellado: "Líder del PPP".
4) Un nuevo encuentro con Héctor Abad Faciolince. En esta ocasión en forma de microrelato erótico estival: "GRITO CIEGO". O de como Lucrecia "se venía a chorros".
5) Y para acabar... las declaraciones, "celebrando que el 90% del territorio quemado era monte bajo", que ponen el broche final al papelón de Alberto Nuñez Feijóo en el verano de incendios en Galicia, sus vergonzantes ausencias y su profundo desconocimiento de la materia. Adega: "El monte bajo quemado en Ourense es el hábitat del águila real y el lobo"
Buen regreso al curro y os recuerdo que el sindrome postvacacional no existe.
La leal oposición

Tras este recuerdo histórico de las bases de la democracia, volvamos a la España actual y reparemos, por ejemplo, en algunas de las frases pronunciadas estos días por la oposición al hilo de la liberación de los cooperantes secuestrados en África. Como la de Gustavo de Arístegui, portavoz de Exteriores del PP: “el gobierno español alienta y financia la industria del secuestro y el crimen; es una rendición del estado de derecho”. No hace muchos meses, Soraya Sáenz de Santamaría presentó de forma parecida el final del caso “Alakrana” resuelto con la vuelta a casa de los pescadores retenidos. Cualquiera podría cabalmente preguntarles: ¿y ustedes qué hubieran hecho?, ¿permitir que los asesinaran?, ¿enviar una expedición militar para su rescate? Sin respuestas claras a estas claras preguntas, esas manifestaciones y la utilización partidista de estos temas no son compatibles con la obligada lealtad de la oposición. Y ese tipo de actitudes debería tener consecuencias.
También hace poco, concretamente el día en el que Jose María Aznar se presentaba, con el ardor guerrero que le caracteriza, en la frontera de Melilla para “suplir la ausencia" de un gobierno que en ese mismo momento estaba intentando resolver, a través de la diplomacia, el conflicto fronterizo con Marruecos de todos los agostos, encontré en Internet un artículo que hablaba del “aikido” y la democracia. Me pareció sugestivo y pertinente, por eso lo traigo a colación. El aikido es un arte marcial japonés que aprovecha el movimiento del atacante para conseguir una defensa armónica, inteligente y exenta de riesgos. El “aikidoka” no necesita tener gran fuerza física, ya que su técnica le permite reconducir la energía y el impulso de su oponente para ganar el combate.
Pues bien, el artículo en cuestión comparaba el reparto de papeles durante el entrenamiento del aikido y las acciones que deben realizar los miembros de la leal oposición en democracia, enfatizando la importancia del conjunto de reglas no escritas que orientan y protegen a los participantes en los duelos, permitiendo entre ellos una tensión rica y creativa. Nada más distinto, diría yo, a lo que día a día presenciamos en la vida política de nuestro país. ¿A alguien se le ocurre algo más burdo que el espectáculo de las raices valencianas a las que quieren aferrarse Camps, Fabra y el abundante tropel de cadaveres politicos en aquella comunidad? ¿O algo más patético que mantenerlos en el poder para que, imitando al Mío Cid en la batalla de Valencia, ganen las elecciones después de muertos? Con independencia de los avatares judiciales que se produzcan, ese estilo de gobernar, ese “modus operandi” en los asuntos públicos, el populismo casposo y ramplón de aquel “cortijo político”, merecen que una oposición leal consigo misma termine cuanto antes con el esperpento que cada día desprestigia más a quién lo sostiene.
En democracia, tan necesaria es una leal oposición como un buen gobierno. A ambos por igual deben juzgar los ciudadanos. Seguro que lo harán en su momento.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Ceuta
Que no teman las mejillas sonrosadas
al murmullo que sale del desierto.
No se marchitarán vuestras miradas,
una valla os tiene bien cubiertos.
Pensamiento dormido, cuento de hadas
en una tumba de corazones muertos.
Por las ondas vendrán, silencio ciego,
con su ruido traerán amor y fuego.