Somos muchos los que esperamos ver, en cuanto sea posible, el documental de Isabel Coixet, “Escuchando al juez Garzón”. Por el momento, la web que lo emitirá aún no lo tiene disponible. Pero a través de los comentarios suscitados después de su estreno en la Berlinale y de algún adelanto en prensa escrita, podemos afirmar que se trata de un importante documento para analizar, con perspectiva histórica, las maniobras efectuadas por el entorno de la derecha política española en sus años de travesía del desierto tras la derrota electoral del 2004.
“A partir del Caso Gürtel comienzan un acoso y una persecución implacables”, afirma el juez en el análisis de los últimos años de su vida profesional. Algunos estamos seguros de que sin su trabajo de investigación en la trama de blanqueo de dinero público en varias Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, y la implicación de altos cargos de ese partido en el asunto, no habría “Caso Garzón”. La acusación sobre cobros “irregulares” en las conferencias de Nueva York y prevaricación en el proceso por los crímenes del franquismo, sólo fueron colusiones de interés con algunos jueces resentidos y con la ultraderecha recuperada en los nuevos canales de la TDT. Es probable que le condenen, pero su voz no será silenciada y el tiempo le dará la razón.
A las preguntas de Manuel Rivas en el referido documental, el juez responde con frases como estas: “Aquí lo que ha pasado es que ya no da miedo ser corrupto porque te siguen eligiendo”. “Cuando lo que se transmite al ciudadano es que todo vale, salvo que demuestren judicialmente que has metido la mano en la caja, entramos en un terreno peligrosísimo”. “Esta ha sido la cultura de muchos años en España”.
Un reciente estudio sobre “Las consecuencias electorales de los casos de corrupción municipal 2003-2007”, basado en los datos obtenidos en Valencia y Andalucía, demuestra que los partidos políticos cuyos alcaldes se vieron envueltos, durante ese periodo, en ese tipo de asuntos, no tienen penalización en las urnas. Razón por la que se les mantiene como candidatos para seguir dirigiendo el cortijo. Por muchos códigos éticos que se hayan proclamado. Triste conclusión que ya suponíamos y que señala la baja calidad de nuestra democracia.
La presunción de inocencia es un concepto jurídico, no político. La sospecha fundada y, por supuesto, la mentira probada, deberían ser suficientes para dar un paso atrás en la representación pública. Otros habrá para coger el relevo. La confianza es la base del contrato democrático entre elegidos y electores.
Tampoco es tolerable el ataque gratuito a jueces, fiscales, policías y gobiernos como herramienta de defensa política. Lo de Cospedal, en el chiringuito de la playa, acusando sin pruebas a las instituciones policiales y jurídicas de este país para tapar las evidentes responsabilidades del conjunto de su partido en el caso Gürtel, parece que salió gratis. Por eso lo ha seguido repitiendo en cuanto ha tenido ocasión.
En todo caso, en nuestra mano está denunciarlo, opinando con la contundencia que sea necesaria. Y penalizando en las urnas a los corruptos y a quienes les amparan y utilizan. Ciudadanos de países sin “tradición” democrática como los del norte de África ya lo están haciendo. Jugándose la vida en las plazas y en las calles por un futuro con gobernantes honestos.
En España, rescatar a Garzón -con cualquier pretexto- del olvido que inexorablemente depara la vertiginosa actualidad del tiempo que nos toca vivir, es una obligación democrática. Y un acto de gratitud para quien ha intentado defendernos de la impunidad, la violencia y la corrupción. Escuchemos, por tanto, al juez. Todo un referente para la mayoría de los españoles de bien.
“A partir del Caso Gürtel comienzan un acoso y una persecución implacables”, afirma el juez en el análisis de los últimos años de su vida profesional. Algunos estamos seguros de que sin su trabajo de investigación en la trama de blanqueo de dinero público en varias Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, y la implicación de altos cargos de ese partido en el asunto, no habría “Caso Garzón”. La acusación sobre cobros “irregulares” en las conferencias de Nueva York y prevaricación en el proceso por los crímenes del franquismo, sólo fueron colusiones de interés con algunos jueces resentidos y con la ultraderecha recuperada en los nuevos canales de la TDT. Es probable que le condenen, pero su voz no será silenciada y el tiempo le dará la razón.
A las preguntas de Manuel Rivas en el referido documental, el juez responde con frases como estas: “Aquí lo que ha pasado es que ya no da miedo ser corrupto porque te siguen eligiendo”. “Cuando lo que se transmite al ciudadano es que todo vale, salvo que demuestren judicialmente que has metido la mano en la caja, entramos en un terreno peligrosísimo”. “Esta ha sido la cultura de muchos años en España”.
Un reciente estudio sobre “Las consecuencias electorales de los casos de corrupción municipal 2003-2007”, basado en los datos obtenidos en Valencia y Andalucía, demuestra que los partidos políticos cuyos alcaldes se vieron envueltos, durante ese periodo, en ese tipo de asuntos, no tienen penalización en las urnas. Razón por la que se les mantiene como candidatos para seguir dirigiendo el cortijo. Por muchos códigos éticos que se hayan proclamado. Triste conclusión que ya suponíamos y que señala la baja calidad de nuestra democracia.
La presunción de inocencia es un concepto jurídico, no político. La sospecha fundada y, por supuesto, la mentira probada, deberían ser suficientes para dar un paso atrás en la representación pública. Otros habrá para coger el relevo. La confianza es la base del contrato democrático entre elegidos y electores.
Tampoco es tolerable el ataque gratuito a jueces, fiscales, policías y gobiernos como herramienta de defensa política. Lo de Cospedal, en el chiringuito de la playa, acusando sin pruebas a las instituciones policiales y jurídicas de este país para tapar las evidentes responsabilidades del conjunto de su partido en el caso Gürtel, parece que salió gratis. Por eso lo ha seguido repitiendo en cuanto ha tenido ocasión.
En todo caso, en nuestra mano está denunciarlo, opinando con la contundencia que sea necesaria. Y penalizando en las urnas a los corruptos y a quienes les amparan y utilizan. Ciudadanos de países sin “tradición” democrática como los del norte de África ya lo están haciendo. Jugándose la vida en las plazas y en las calles por un futuro con gobernantes honestos.
En España, rescatar a Garzón -con cualquier pretexto- del olvido que inexorablemente depara la vertiginosa actualidad del tiempo que nos toca vivir, es una obligación democrática. Y un acto de gratitud para quien ha intentado defendernos de la impunidad, la violencia y la corrupción. Escuchemos, por tanto, al juez. Todo un referente para la mayoría de los españoles de bien.
Juro que es una coincidencia. El artículo se publicó en prensa escrita ayer, al tiempo que se iniciaba una campaña llamada Solidarios con Garzón con una conferencia -en la que participó Concha Carretero, Madame Cibeles, compañera de celda de las Trece Rosas- en la Universidad de Ginebra. A la que seguirá un acto hoy en Barcelona y una fiesta la semana que viene en Madrid. "Intelectuales y artistas salen en apoyo de Garzón". "Información en El País"
Mala solución tiene el tema del enlodamiento premiado o tolerado, o ambas cosas.Las raíces están tan firmes y extendidas, y tienen una ramificación exterior de diferente aparencia y calibre... que no se toca nada sin que después haya que limpiarse la mano para evitar la contaminación. Pero aún quedamos personas que alzamos,donde podemos,nuestras voces, para frenar este deterioro ético de la sociedad, para que usen los votos en ese intento.La última entrada de mi blog trata el tema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay varios Garzón. El de los primeros tiempos tiene mi respeto. El que se fue con Felipe lo tiene menos, el que se marchó del gobierno recuperó un poco el respeto pero ya con la nariz tapada. El de estos últimos años no merece por mi parte ningún respeto y tendrá mucha suerte si no es condenado en los tres procesos pendientes. Que yo sepa, los posibles méritos del pasado no conceden impunidad para los supuestos delitos del presente, aunque uno sea Garzón.
ResponderEliminarPero... ¿dónde están los "delitos" de ahora de Garzón? ¿intentar investigar los crimenes del franquismo es delito? ¿es delito intentar que la corrupción de Correa y compañia continue operando impunemente en la carcel? ¿es delito molestar al PP y sus terminales judiciales?
ResponderEliminarPués aunque a anónimo dos le parezca increíble hay gente que piensa como anónimo uno.Pero, personalmente, me asusta esta gente, anónima o idéntificada, que considera delito el intento de que la corrupción y la violencia franquista no queden en la impunidad.A mí no me gustó nada la engreída retirada de Garzón del Gobierno de Felipe, pero sería muy injusta e indigna de sentirme progresista si no fuera consciente de cuan injustamente está siendo tratado y perseguido
ResponderEliminarLos supuestos delitos del juez Garzón son los que en estos momentos están en trámites procesales. Se verá en su día si son delitos o no lo son. Es a los jueces, como el mismo GArzón, a quien corresponde decidirlo y no a sus simpatizantes
ResponderEliminarPor supuesto que les corresponde a los jueces, pero ya es significativa su admisión a tramite, considerada una anomalía por expertos juristas internacionales. es una cacería sin precedentes. no se trata de ser simpatizantes. yo no lo soy. garzón me parece un engreido. pero el movimiento de la derecha y la ultraderecha están claros.
ResponderEliminary lo van a condenar porque el juicio está en la mismas manos que aceptaron a tramite el caso.
La Sala del TSJ de Madrid ordena que se vuelva a imputar a los abogados de los cabecillas del Gürtel por diseñar y ejecutar una estrategia de blanqueo para encubrir el origen ilícito del dinero y sacarlo fuera de España. ¿No es éste el delito por el que imputan a Garzón? Si existen al menos dudas en los jueces que valoran la actuación de los abogados Manuel Delgado y José Antonio López Rubio, ¿es justificable juzgar a un juez por prevaricación? Es como juzgar a un médico de Urgencias por poner un antibiotico distinto al habitual para tratar una infección que de entrada parece grave.
ResponderEliminarOtra información: el Tribunal de Madrid defiende sentar a Correa y a El Bigotes junto a Camps en el juicio por cohecho más propio que impropio. ¿Por qué será?