Poemas, ocurrencias y canciones

Leyendo a Nicanor Parra en "Parranda larga", la antología poética que reune sus principales poemas desde 1935 a 2006, me apetece compartir con vosotros unos versos que al antipoeta chileno, allá por los años sesenta, le salen del vientre en "La camisa de fuerza" y rezuman esa indignación libertaria que hoy tanto necesitamos.

ADVERTENCIAS

Se prohíbe rezar; estornudar

Escupir, elogiar, arrodillarse

Venerar, aullar, expectorar.

En este recinto se prohíbe dormir

Inocular, hablar, excomulgar

Armonizar, huir, interceptar.

Estrictamente se prohíbe correr.

Se prohíbe fumar y fornicar.

Y mientras sonreis con la irónica complejidad de Lisa Simpson y el mejor resultado de la reforma laboral que hoy podamos imaginar, no os perdáis a Luis Pastor contando un kilómetrico poema que resume a la perfección la historia reciente de España... Del olvido que a veces somos. Magnífico preámbulo, en el Circulo de Bellas Artes de Madrid, para presentar el libro: "José Saramago. Un retrato apasionado". Luis Pastor, aquel cantautor que, una tarde en Logroño, allá por los setenta, la brigada social del franquismo intentó silenciar en el Salón de Actos del Instituto. Fué la primera rebelión ciudadana a la que asistí en mi ciudad natal. Aún hoy la recuerdo con orgullo de pertenencia. Después llegaron más rebeliones. Quizás nos toque rebelarnos de nuevo -pero de verdad, no con simples fuegos de artificio- para salvar aquello por lo que tanto trabajamos.

También en la Red, circula estos días otro incunable que pone a Fraga en su sitio. De la beatificación coronada de gaitas en el Obradoiro a la verdad de los muertos de Vitoria, a las ejecuciones de Julián Grimau y Puig Antich, al cobarde asesinato de Enrique Ruano, a los fusilamientos al alba de Septiembre de 1975...

"Cinco canciones a Don Manuel": de nada menos que Quilapayún, María del Mar Bonet, Aute, Joan Isaac y Lluís Llach. Con su versión en catalán incluida. Todo un revival para días espesos y melancólicos.

Como revitalizante es Neruda cuando escribe en la orilla del mar y habla de sabores y olores con palabras sencillas, enhebradas con el mimo de quién las ama profundamente. ¡Qué os aproveche esta sabrosa "Oda al caldillo de congrio" con la que Nicanor Parra ilustra en 1962 su "Discurso de Admiración a Neruda"! Dicho discurso comienza con la siguiente afirmación: "Hay dos formas de refutar a Neruda: una es no leyéndolo y otra es leyéndolo de mala fe. Yo he practicado ambas pero ninguna me ha dado resultado".

En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil
precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto
se cuecen
con el vapor
los regios
camarones marinos
y cuando ya llegan
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en gloria,
que en la olla se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo
se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.