Alberto Núñez Feijóo es un tramposo y un trilero de la política. Lo aprovecha todo para sus intereses y carece de reparos morales o intelectuales para vender como nobles, medidas ventajistas. Lo ha hecho desde el principio de su andadura política en Galicia. Ha cambiado su discurso sin sonrojarse, una y otra vez. Sabiendo que lo cambiaba pero sin inmutarse, sin que se le escapara una mueca delatora, como los buenos trileros de la picaresca española. Lo que era un escándalo cuando "los otros" lo hacían, es razonable, justo y eficiente, cuando él y los de su cuerda lo proponen o realizan. Es la viva imagen de un "sepulcro blanqueado", de la doble vara de medir. Aparentando creerselo, además. Sin mover un músculo: un crack de la deshonestidad.
Por eso no soporta siquiera la posibilidad de ser derrotado democráticamente. No es, por tanto, un democrata, es un ambicioso sin ideología, sin más valores que su propio ego. Parecido a Mourinho. Todo vale para ganar... y al enemigo, el dedo en el ojo hasta que se le caiga para siempre.
Es intolerable aceptar su decisión de cambiar las reglas del juego electoral a su favor al final de la legislatura, sólo por que ve peligrar su mayoría absoluta. Sin el más mínimo consenso político y social. La intención de aprobar en solitario, utilizando su rodillo parlamentario, la reforma de la ley electoral en Galicia, reduciendo el número de diputados salvo en sus graneros de votos, es un acto de trampa política de república bananera, similar a los referendum de Chavez para ampliar "in extremis" el número constitucional de mandatos presidenciales. Es un golpe de estado incruento, una sinvergüencería. Feijóo es un trilero que enseña la bolita de la austeridad y oculta el engaño masivo. No se atrevió con la fusión de los ayuntamientos, ni con las diputaciones, pero con esto sí. No le importa Galicia ni su futuro. Sólo el poder. A costa de lo que sea, de cambiar las ideas, los aliados (Baltar...) o decir digo dónde antes dijo Diego.
ES NECESARIO REACCIONAR. Y TRANSMITIR QUE SI ESTE ATENTADO A LA DEMOCRACIA SE CONSUMA EN GALICIA, COMO CIUDADANOS DEBEMOS PEDIR EXPRESAMENTE UTILIZANDO TODOS LOS MEDIOS A NUESTRO ALCANCE, QUE EN LAS PRÓXIMAS Y ADULTERADAS ELECCIONES CUALQUIER VOTO ES VÁLIDO, MENOS EL DEL PP.
¿Sin consenso social? Si se hiciera un referendum no quedaba ni un solo diputado autonómico y desde luego ningún senador, muy pocos ayuntamientos, ningún liberado sindical y así...
ResponderEliminarEstá claro por qué nos gobiernan, aquí y allá, los que nos gobiernan: son un reflejo fiel del pueblo que los vota. Ese pueblo les ha dado el voto, por mayoría absoluta, a aquellos cuyo poder, absolutamente no democrático (aunque hayan sido elegidos democráticamente) están reduciendo a casi nada lo que todavía quedaba del ideal de democracia.
EliminarDecía un personaje de la magnífica obra de Saramago "Ensayo sobre la lucidez": " He aprendido que los que mandan no sólo no se detienen ante lo que nosotros llamamos absurdos (yo aplicaría otro adjetivo más fuerte), sino que se sirven de ellos para entorpecer la consciencia y aniquilar la razón".Pues, eso.
De políticos y animales. Adivinanza.
ResponderEliminar¿Cuál es la relación entre la propuesta de Feijóo para reformar el Parlamento y la salamandra?
Pista: es una palabra inglesa (término de ciencia política) aceptada por el Oxford English Dictionary en 1848.
Amigo anónimo: puedo coincidir contigo desde la decepción que también comparto con la política y los políticos. Pero aprovechando esa digamos sana indignación, el PP gallego, eterno gobernante salvo tres pirricos años, quiere con sus votos cautivos (esos a los que se refieren C.L. y Saramago) eternizarse en el poder como el PRI mexicano, durante decadas revolviendose en el nepotismo y la corrupción, sin que nadie lo sacara. Mucha indignación, bien, pero sin permitir que de ella se aprovechen los de siempre. A ellos les da igual lo indignado que estes, que haya autonomias o no. ya buscaran otro camino que desembocaraá en algo aún peor. Lo suyo es seguir en el poder de verdad, el que no admite alternancias. Siempre creyeron que lo contrario es una anomalia.
ResponderEliminarCon respecto a la adivinanza de Jabg, la palabra buscada es "Gerrymander" como verbo o "Gerrymandering" como sustantivo.
ResponderEliminarViene del nombre del ex senador de Massachusetts, Elbridge Gerry (1812), cuando firmó un proyecto de ley modificando los distritos electorales del estado para beneficiar a su propio partido. En una caricatura de la epoca, la nueva distribución tiene forma de salamandra.
Hoy en día la palabra se usa para describir cualquier medida que pretende establecer una ventaja política a través de la manipulación.
Un Saludo a todos y que paseis un buen verano...
Steve
Es curioso, ayer salió en El País (páginas de Galicia un artículo de Fran Caamaño,titulado "Feijóo regresa a Old Sarum" en el que hace referencia al "burgo podrido" de Inglaterra con derecho histórico a nombrar directamente a dos miembros de la Camara de los Comunes. también habla del Senador Gerry y de la mander (salamander= salamandra) que definen el nombre de Gerrrymander. Y añade una referencia a la venenosa (en este caso para la democracia en Galicia)denosiña galega, que " se te morde colle o mantelo e vai para misa".
ResponderEliminarhttp://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/08/06/galicia/1344276813_427618.html
Efectivamente la solución a la adivinanza es el término "gerrymander", perfectamente explicado por Steve. Sin embargo sólo se podría aplicar a la maniobra de Feijoó sensu lato. Sensu estricto se trataría de un caso de "malapportionment", traducido por algunos analistas de habla hispana como "sobrerrepresentación distrital". Los efectos en este caso son los mismos: no se necesita alterar la distribución geográfica del distrito para obtener ventaja electoral (gerrymandering), basta con aumentar la sobrerrepresentación (por cierto, ya presente desde que se parió la autonomía y no solucionada por ninguno de sus gobiernos) de los distritos electoralmente afines. Si realmente no hubiera mala voluntad en la maniobra de reducir el número de diputados la medida se hubiera acompañado de una reducción de la asignación de escaños fijos por provincia para mantener la proporción (como bien apuntas en el punto tres del hilo "Un mal verano"). La política de concentración parcelaria "acabó" con el tradicional minifundismo del agro gallego. ¿Quizás habría que pensar en términos de latifundismo político y reclamar un distrito electoral único? Y ya de paso ¿listas electorales abiertas?. Esto es lo que más se aproximaría a la filosofía de "un hombre, un voto".
ResponderEliminarEstá claro JABG. Si hablamos de democracia en Galicia tenemos que hablar de Distrito único y por supuesto de listas abiertas. Pero no creo que lo veamos.
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