viernes, 12 de agosto de 2011

Algo estamos haciendo mal

Cuando ocurre lo que está pasando en las ciudades de Inglaterra. Y podría ocurrir en Madrid, Barcelona, Roma o cualquier otra ciudad de Occidente. Aunque el detonante fue la muerte de un ciudadano negro a disparos de la policía, no se trata de una rebelión juvenil contra la política de inmigración o los recortes sociales. Es un simple saqueo para divertirse en grupo y tomar por la fuerza aquello que entienden se les ha prometido desde niños: el consumo a voluntad de productos de última generación. “Es un asunto de jóvenes haciendo de jóvenes; es la mentalidad que hay ahora”, dice Joe, un muchacho que trabaja en Brixton, uno de los barrios londinenses afectados.
No están atracando bancos –supuestos culpables de la crisis-, ni protestan ante las instituciones. No asaltan supermercados para llevarse comida. Saquean tiendas de teléfonos móviles, de informática, de ropa deportiva… Hoy en día no se es nadie sin el mejor smartphone para estar bien “conectado”. No es una batalla ideológica ni política la que estos jóvenes están librando, les da lo mismo una multinacional que un establecimiento de comercio justo. Tampoco es una revuelta étnica: caribeños, negros e ingleses de toda la vida comparten ante los escaparates los palos y los cocteles molotov.
Tremendas las imágenes de un grupo de revoltosos atendiendo tras un golpe a uno de ellos, mientras hurgan en su mochila y le roban lo que quieren sin oposición alguna, tirando al suelo a los pocos metros aquello que les parece de poco interés. Es el paradigma de la decadente sociedad de la opulencia en la que vivimos. Desnuda de valores y llena de pretensiones. Y de jóvenes educados para tenerlo todo sólo con desearlo.
Y en medio de la interminable crisis económica, los adultos anhelamos volver a los niveles de consumo privado que tuvimos como la única forma que se nos ocurre de retomar la senda de crecimiento en nuestros países y en nuestras comunidades. Es la receta más repetida. En cambio, nadie habla de valores para salir de la crisis. Nadie invoca en serio el cambio cultural. Son pocos los que educan a sus hijos en saber vivir sólo con lo verdaderamente necesario. Que es mucho menos de lo que podemos imaginar. La mejor herencia para los convulsos tiempos que se avecinan.
Y en las calles de Londres está el resultado. La solidaridad, el respeto, la superación, el compromiso social y político son sólo viejas palabras obsoletas. Lo de ahora es pedir, comprar y exigir. Vivir del crédito ilimitado, de la hipoteca basura interminable. Estirar al máximo la virtual y engañosa “capacidad de deuda” para aparentar que el cuento de hadas puede continuar. Un nefasto ejemplo para los jóvenes que seguro desemboca en violencia. Ahí reside el moderno huevo de la serpiente, con las redes sociales -tantas veces invocadas como el nuevo faro de la libertad y la democracia “avanzada”-, oficiando de heraldos que convocan a masas desnortadas.
Algo estamos haciendo mal cuando los indignados de la Puerta del Sol juegan con la policía al gato y al ratón por un “quítame a mí esa plaza”, en vez de protestar contra las Bolsas de Futuros en materias primas que están en la base del desastre alimentario del cuerno de África y de la hambruna en Somalia. Ni una palabra les hemos oído sobre ello. ¿Es más importante entonces el lugar para acampar con el estomago lleno, que preguntarse por qué hay hambre en un mundo de abundancia en el que incluso los alimentos han perdido su función, la de alimentarnos, para ser otra mercancía especulativa más?
Algo estamos haciendo mal cuando el gerifalte de S&P, al que nadie ha votado ni a nadie representa, se permite el lujo de retar
al presidente de los EEUU y provocar, para exclusivo beneficio de unos pocos, un nuevo quebranto al bienestar de los ciudadanos del mundo. No es tiempo de buscar culpables. Es hora de cambiar los objetivos personales, las ideas y las costumbres. Todos.

5 comentarios:

  1. Opina un tal Thomas de Quincey:

    Si uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente. Una vez que empieza uno a deslizarse cuesta abajo ya no sabe dónde podrá detenerse.

    "Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes"

    ResponderEliminar
  2. En lengua anglosajona, pero más claro... agua:

    Anuncio de la oragnización Child-Friendly.
    http://youtu.be/2l4hGvSIZSA

    ResponderEliminar
  3. Cierto JABG despues de cargarnos a media Somalia acabaremos zancadilleando viejecitas por la calle y tratandonos de tu en el trabajo...

    Genial y durisimo el anuncio pero cierto como la vida misma. Cuando va haciendose mayor descubre que se parece más y más a los primeros que vió moverse, actuar, reir, reir, llorar y pensar.

    Con respecto a Londres y a la revuelta hay dos artículos que merecen ser leidos: "He visto el lado oscuro de Reino Unido" de Gavin Knight, un escritor que patrullo las calles de los subsurbios de londres y manchester con la policia, las unidades de trabajo social... y conoció la dura y terrible realidad de un mundo intolerable. De esa experiencia salió un libro: Hood Rat.
    http://www.elpais.com/articulo/internacional/He/visto/lado/oculto/Reino/Unido/elpepiint/20110811elpepiint_4/Tes

    Desde otra perspectiva igualmente interesante la opinión de Joaquin Villalobos, ex guerrillero salvadoreño "Londres, Madrid y la lucha por el Estado".
    http://www.elpais.com/articulo/internacional/Londres/Madrid/lucha/Estado/elpepiint/20110813elpepiint_5/Tes

    Y para acabar el rincón ingles de John Carlin: "Hooligans versus Indignados": la geberalidad de la sociedad española es mucho más civilizada que la generalidad de la inglesa... Para venir de un inglés no está mal.

    http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/Hooligans/versus/indignados/elpten/20110811elpepirdv_5/Tes

    ResponderEliminar
  4. No tiene nada que ver lo que ocurrió durante aquellos días en Londres con el movimiento de los indignados. Evitemos establecer paralelismos simplistas, en ese afán por querer comparar todo lo que ocurre en el mundo.

    Me parece bastante evidente que la clave de lo de Londres está en lo que señala el artículo de Gavin Knight. El Tercer Mundo también existe en el Primero. Y en muchos más sitios de los que creemos. ¿Y cuál es la respuesta del gobierno de Cameron? Continuar con los recortes drásticos en todas las políticas sociales y criminalizar todavía más a una juventud ya suficientemente estigmatizada. Por dios! Si han condenado a dos chavales a cuatro años de cárcel por incitar en Facebook las revueltas en una ciudad en la que luego no pasó nada!! Claro que sí, el mejor caldo de cultivo para que el problema se agrave cada vez más.

    Aparte de eso, me resulta curioso que ahora se le exiga al 15-M que proteste y luche contra todas las injusticias del mundo, en vez de valorar todo lo positivo que está haciendo (y defender la plaza, el espacio público, como lugar de encuentro y participación ciudadana lo es). Por supuesto que se les puede criticar, es más, en la crítica ajena y propia está la base de todo movimiento ciudadano. Eso sí, a poder ser sin hacer demagogia.

    ResponderEliminar
  5. Claro que no tuvo nada que ver. Sólo tienen una cosa en común: son revueltas desde el bienestar. Por eso pienso que el 15M no puede dejar de dar una respuesta global. Su indignación no puede quedarse en el patio de casa. Lo de Somalia es demasiado fuerte psra no decir nada. Sobre todo desde la influencia positiva que puede tener en la politica (ver artículo del profesor vasco en Coemntarios)y que no debe dilapidar en un ridiculo y superficial "quitame a mí esa plaza".
    Juventud estigmatizada, puede que cierto pero también sin autocritica, sin esfuerzo, con grandes bolsas sin valores...

    ResponderEliminar