miércoles, 29 de mayo de 2013

En la ciudad, sin casco.

Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Si lo importante es que cada vez más personas incluyan el ejercicio físico en su vida cotidiana, y para ello usen la bicicleta como el modo de transporte urbano más sano, bonito y barato... Si la obesidad y el sedentarismo son las dos grandes epidemias de los países occidentales en el siglo XXI, y matan cada día a cientos de miles de personas en el mundo... ¿A qué viene implantar ahora la obligatoriedad del casco para el uso de la bicicleta en el ámbito urbano, una medida que sin duda va a limitar el número de ciclistas habituales en las ciudades a cambio de un pírrico beneficio en términos de seguridad vial? ¿Por qué no obligamos del mismo modo al conductor, al copiloto y a todos los viajeros de coches, camiones y autobuses a llevar un casco en cada asiento, si los traumatismos craneoencefálicos son la consecuencia más grave de los accidentes de tráfico también en los vehículos a motor? ¿O por qué no colocamos airbags por debajo de la ropa en las caderas de las ancianos para evitar las graves fracturas que las caídas producen con tanta frecuencia en ese tramo de edad, con el consiguiente gasto de recursos sanitarios? Y.. ¿qué tal si extendemos la paranoia de la seguridad absoluta hasta el infinito?



La cuestión es que España va a ser el único país europeo en implantar esta limitación en su territorio. Una limitación que producirá una disminución de entre un 20 y un 40% del número de ciclistas urbanos, tal como indican estudios y experiencias similares en Australia, Nueva Zelanda, etc. 
En cualquier caso, el sentido común nos llevaría a pensar que, si de salvar vidas y promover hábitos saludables se trata, resultaría más útil trazar en todas las ciudades una buena red de carriles-bici. O como Perico Delgado sugiere, habilitar ayudas económicas desde las empresas para facilitar la compra de bicicletas a los empleados y funcionarios con el fin de utilizarlas para ir al trabajo.
En fin, una medida desproporcionada tomada por burócratas que nunca han andado en bici por la ciudad. Rechazada por la mayoría de los municipios -de todos los colores políticos por otra parte-, por las empresas de alquiler de bicicletas, por las asociaciones de ciclistas...
Nadie ha tenido que obligar a los esquiadores o a los ciclistas de montaña a usar casco. La mayoría lo llevamos siempre. Por sentido común y conocimiento del riesgo. Ya somos mayorcitos para discernir, sin necesidad de paranoicas imposiciones, cuáles y cuántas deben ser las precauciones a tomar. Y para medir por nuestra cuenta los inevitables peligros a los que el hecho mismo de vivir nos aboca.
Por eso, en la ciudad, sin casco y con bici.

3 comentarios:

  1. Es una pena que este artículo cargado de razón no haya generado ningún comentario ¿tus lectores no van en bici? ¿no confían en la movilidad sostenible? ¿se pliegan a la ley? ¿van de autómatas como dices en tu última reflexión? VIVA LA BICI PARA LAS CIUDADES, PERO SIN CASCO OBLIGATORIO!!!! Viva la bici por todo lo que cuentas, por sentido común.Ese del que tanto presume tanto Rajoy y del que tanto carece.

    Calos Zaldivar de Logroño

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    1. Entre no llevar nada y llevar casco se puede recuperar (la firma Carrera ya lo ha hecho con buen ojo comercial)la clásica (y poco estética) chichonera.
      Los que amamos a la "pequeña reina" sabemos que los ciclistas se dividen en dos grupos: los que se han pegado la hostia y los que se la van a pegar. Los órganos diana por excelencia son: hombros, cabeza, bazo y escroto (este último con su contenido; están perfectamente descritos los deshuevamientos por cabalgamiento súbito sobre el cuadro pero no tengo claro si existe la contrapartida en el caso femenino). El sentido común (que se suele adquirir después de unas cuantas clases con el Dr. Hostia) indica que si aprecias el órgano en el que debería residir dicho sentido no debería plantearte ningún problema el uso del casco. Pero creo que en el fondo la cuestión que se debate es el conflicto entre una sociedad de corte paternalista que obliga al individuo por el bien común frente a una defensa acérrima y a ultranza del derecho individual. Aurea mediocritas.

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  2. Bienvenido JABG, te echábamos de menos. Por eso ni siquiera nos importa que vengas con chichonera azul. Chichonera: la que evita el chichón. Chichón: bulto externo en la cabeza. Lo de dentro es lo de menos.

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