Hoy soñé que no me dormía. Y soñando pasé la noche en blanco. No se imaginan ustedes lo que da de sí una noche de este tipo: leí un rato, pensé en el artículo que iba a escribir al día siguiente, apague y encendí la luz varias veces… Así hasta que el sueño del insomnio terminó y desperté a la hora de siempre para desayunar tranquilamente antes de ir a trabajar, quizás algo más cansado que de costumbre. Pero con una agradable sensación de tiempo bien aprovechado. Seguro que Freud y sus muchachos tendrán alguna interpretación que aporte sentido a este tipo de experiencias entre “fusco y lusco”. Puede que sean una suerte de purgatorios del sueño. Vaya usted a saber.
Será por las últimas noticias llegadas del Vaticano, pero mientras se calentaban la leche y el café pensé en la infancia que nos tocó vivir. En aquellos años de plomo, la pena de purgatorio era el destino más “benigno” para pagar en la otra vida por los pequeños pecados y los indomables pensamientos impuros que la naturaleza nos traía por más que quisieramos apartarlos de la lujuriosa mente. ¡Y al final resulta que no es más que “un fuego interior que purifica el alma”! ¿Dónde queda ahora ese temido lugar que imaginábamos oculto en las entrañas de la tierra y al que un Dios terrible nos enviaría si, de repente, moríamos sin confesión? ¿Quién nos devuelve las noches de pesadilla con olor de azufre? ¿Qué fue de aquellos curas que nos atemorizaban desde los púlpitos y las tarimas con los infames tormentos del infierno? ¿Han pasado ellos por el “fuego interior” o sus influencias les han llevado a ese cielo que, según Wojtyla, tampoco está entre las nubes y no es nada más que un “estado de ánimo”, como el fútbol para Valdano?
Hace unos meses, el escritor y periodista Jorge M. Reverte, exigía públicamente a varios de los curas del que fue su colegio en Madrid, que le pidieran perdón por cuanto le habían hecho pasar a él y a sus compañeros. Por el miedo y la angustía que les inocularon. Por el sentimiento de culpa que la inquisidora iglesia del franquismo introdujo insidiosamente en sus corazones. Y que tan díficil ha sido quitarse de encima después.
Comparto su exigencia mientras apuro la tostada y salgo pitando por las calles mojadas. Pensando que el purgatorio también estaba en las lamparillas de aceite que chisporroteaban en la habitación de mi abuela en la oscuridad de la noche. Todas con nombre propio. Ella nunca se equivocó al identificarlas por sus pequeñas diferencias, aunque las cataratas apenas le dejaran ver. Eran las almas de su madre, su padre, sus abuelos, sus tías… Y cada dia les rezó para acelerar su entrada en el cielo si es que todavía no estaban en él. Durante un tiempo fui yo el encargado de cambiarles el aceite. Quizas por eso las recuerdo tanto.
También el purgatorio está en los petos de ánimas de nuestra Galicia. Esas cruces que en su base tienen representaciones de almas huérfanas, rodeadas de fuego, esperando que alguien les rece para acortar su tormento. O les deje una limosna en la hucha. O la ofrenda del primer fruto de la cosecha. ¿Dónde mandaremos ahora esas buenas intenciones? ¿Al “fuego interior” para que allí se las queden los de siempre? Hace unos días un sabio compañero destacó, en una tertulia, la diferencia en el diseño de estas cruces de los caminos gallegos con sus homólogas en las islas británicas. En estas últimas no hay purgatorio: sólo gloria o infierno. Prudente misericordia del sur e irreductible firmeza del norte.
Y con la abolición del purgatorio... ¿que será de las almas en pena de la Santa Compaña? ¿En qué “fuego interior” encontrará Fiz de Cotobelo a su amigo Fendetestas? ¿Quién se beberá el vino de "la taberna Póngalas" en las noches de niebla del invierno? ¿Va a tener más razón Raztinger que Cunqueiro? No lo creo. Al menos mientras me dure el recuerdo de las lamparillas de aceite venciendo al miedo y a las tinieblas. Mientras el sueño llega.
Será por las últimas noticias llegadas del Vaticano, pero mientras se calentaban la leche y el café pensé en la infancia que nos tocó vivir. En aquellos años de plomo, la pena de purgatorio era el destino más “benigno” para pagar en la otra vida por los pequeños pecados y los indomables pensamientos impuros que la naturaleza nos traía por más que quisieramos apartarlos de la lujuriosa mente. ¡Y al final resulta que no es más que “un fuego interior que purifica el alma”! ¿Dónde queda ahora ese temido lugar que imaginábamos oculto en las entrañas de la tierra y al que un Dios terrible nos enviaría si, de repente, moríamos sin confesión? ¿Quién nos devuelve las noches de pesadilla con olor de azufre? ¿Qué fue de aquellos curas que nos atemorizaban desde los púlpitos y las tarimas con los infames tormentos del infierno? ¿Han pasado ellos por el “fuego interior” o sus influencias les han llevado a ese cielo que, según Wojtyla, tampoco está entre las nubes y no es nada más que un “estado de ánimo”, como el fútbol para Valdano?
Hace unos meses, el escritor y periodista Jorge M. Reverte, exigía públicamente a varios de los curas del que fue su colegio en Madrid, que le pidieran perdón por cuanto le habían hecho pasar a él y a sus compañeros. Por el miedo y la angustía que les inocularon. Por el sentimiento de culpa que la inquisidora iglesia del franquismo introdujo insidiosamente en sus corazones. Y que tan díficil ha sido quitarse de encima después.
Comparto su exigencia mientras apuro la tostada y salgo pitando por las calles mojadas. Pensando que el purgatorio también estaba en las lamparillas de aceite que chisporroteaban en la habitación de mi abuela en la oscuridad de la noche. Todas con nombre propio. Ella nunca se equivocó al identificarlas por sus pequeñas diferencias, aunque las cataratas apenas le dejaran ver. Eran las almas de su madre, su padre, sus abuelos, sus tías… Y cada dia les rezó para acelerar su entrada en el cielo si es que todavía no estaban en él. Durante un tiempo fui yo el encargado de cambiarles el aceite. Quizas por eso las recuerdo tanto.
También el purgatorio está en los petos de ánimas de nuestra Galicia. Esas cruces que en su base tienen representaciones de almas huérfanas, rodeadas de fuego, esperando que alguien les rece para acortar su tormento. O les deje una limosna en la hucha. O la ofrenda del primer fruto de la cosecha. ¿Dónde mandaremos ahora esas buenas intenciones? ¿Al “fuego interior” para que allí se las queden los de siempre? Hace unos días un sabio compañero destacó, en una tertulia, la diferencia en el diseño de estas cruces de los caminos gallegos con sus homólogas en las islas británicas. En estas últimas no hay purgatorio: sólo gloria o infierno. Prudente misericordia del sur e irreductible firmeza del norte.
Y con la abolición del purgatorio... ¿que será de las almas en pena de la Santa Compaña? ¿En qué “fuego interior” encontrará Fiz de Cotobelo a su amigo Fendetestas? ¿Quién se beberá el vino de "la taberna Póngalas" en las noches de niebla del invierno? ¿Va a tener más razón Raztinger que Cunqueiro? No lo creo. Al menos mientras me dure el recuerdo de las lamparillas de aceite venciendo al miedo y a las tinieblas. Mientras el sueño llega.
Estimados/as: como no decís nada y yo quiero leeros, alla voy...
ResponderEliminarMirad, yo del purgatorio no sé nada. Pero me gustaría saber adonde enviarían los habituales del blog - u otros que vengan con palabras nuevas para pulir las nuestras - a los senadores del pinganillo: al infierno, al cielo, al purgatorio con el pinganillo colgando...
¿Cómo hemos llegado a esto, dicen? ¿Por qué se produce esta situación?
¿Tendrán razón aquellos que se abrasan con "un fuego interior que envenena el alma" por mor destas cosas del senado?
Venga, debate, cizaña, trapo... (ay, cuanta razón tenías Chechu con lo de la tauromaquia).
S2.
Nada JCarlos, los blogueros, incluido el blogandés errante, no están por discutir. Días de consenso y buen rollo que hasta el Mariano parece compartir. Los senadores de su torre de Babel del senado al cielo por supuesto. Ya sabes el dicho: "de Madrid al cielo".
ResponderEliminarLos que no se han tomado nada bien el artículo publicado en La BaltaRegión. Me miran mal por los pasillos y alguno ya me ha hecho comentarios sutiles. Deben estar enfadados con las restricciones a su jubilación de eternidad despues de la abolición del purgatorio.
Hablando de Baltar y la actualidad. Los tunecinos han expulsado a su presidente entre otras cosas para evitar la sucesión dinástica, ahora están los egipcios y los yemenies en ello... ¿Y los de Ourense, para cuando lo dejamos?
se me escurrió una palabra...
ResponderEliminar"Los que no se han tomado nada bien el artículo.... SON LOS CURAS DEL HOSPITAL. Me miran mal..."
¿En serio?. ¿Eso hacen nuestros curas? ¡Qué bueno!
ResponderEliminarDe todos modos, no sé, me da que los curas (en general, incluyendo esos a los que Reverte exige disculpas) sólo cumplen el papel que la Iglesia les asigna, el que nosotros tenemos más cerca. Sería una simplifación pensar que son ellos los que tienen que pedir perdón, del mismo modo que el administrativo que da citas no es responsable de que las colas en ventanilla sean kilométricas, ni los médicos de que las citas se den para dentro de seis meses. No son las piezas visibles las culpables de que el sistema no funcione. Pero la tomamos con el que está accesible, con el instrumento, no con el actor. Y con esto no esoy diciendo que el actor sea la Iglesia. O sólo la Iglesia. Nuestros padres, el régimen político, todo, todos y cada uno de nosotros. ¿Qué pretendía Reverte, que el tono de los curas de entonces fuese de progresismo, apertura, frescura de ideas, tolerancia? Si aún hoy estamos en democracia desde hace décadas - y qué lenta florece, pasarán dos o tres generaciones antes de asimilarla - y todavía nos topamos con obispos y curas que parecen de otra época; pero no lo son, son de ésta, porque lo que ellos dicen mucha gente lo piensa (cierto que algunos lo piensan porque lo dicen los obispos). En EEUU (¿quien les va a dar clase de democracia a estos?) triunfa el Diseño Inteligente, y los padres quieren que sus hijos se eduquen así. Esa es la realidad. ¿Tendránq ue pedir perdón los profesores del Diseño Inteligente dentro de cien años?
¿Tienen que pedir perdón sólo los curas? Ja.
Unha aperta.
En cuanto a la Iglesia, esa empresa tan interesante, a la que es tan fácil criticar usando la razón, aunque luego muchos miremos hacia ella en los momentos duros - somos hijos de una época, ya no podemos cambiar todo aquello que nos rodeó al crecer - pues no sé qué decir. Sólo que no la conozco lo suficiente.
Hola "bloguetulios", el miedo a la muerte que tiene el ser humano es inherente a la mayoría de las personas. La conclusión de la sinrazón de la vida, también. La Iglesia Católica tiene agarradados por los huevos y los ovarios del miedo a la muerte a todos los que no quieren morir. Ahí es donde radica la fuerza de la Iglesia Católica: da esperanzas de vida a los que no soportan la muerte. Por eso todavía convivimos con tanta gente creyente. En este país (no es el único) falta educación laica para la vida y la muerte. Se puede ser feliz y ser buena persona sin creer en Dios (católico o no) y sabiendo que todos tenemos fecha de caducidad. Parafraseando a Valdano "la vida (como el fulbol) es un estado de ánimo", hay mucha gente que necesita muletas de esperanza para seguir viviendo. La Iglesia (como otras religiones)se las da, y poco se puede hacer contra las supersticiones de la gente cuando no hay cultura, o miedo.
ResponderEliminarSan Nicolás Tolentino, ora pro nobis.
ResponderEliminarTu escatológico artículo (¿o quizás debería decir esjatológico?) tiene para mí el mismo poder evocador que la proustiana magdalena: de repente retrocedo unos cuantos años y veo entrar a mi abuela con la pequeña hornacina de madera, con dos portezuelas cerradas por una aldabilla; dentro está la imagen del santo o virgen a la que por la noche le pondrá una mariposa de aceite y a la que dedicará unas cuantas salmodiadas oraciones.
Este pequeño ritual no me creaba una especial desazón, porque sinceramente, ¿quién se iba a preocupar por una estancia transitoria en el Purgatorio, en donde terminabas por un quítame allá estas pajas (nunca mejor dicho), habiendo la posibilidad de conseguir un pase permanente para el Infierno?.
La postura de Reverte me parece muy literaria: ¡malandrínes! ¡felones! ¿Cómo pudisteis hacerme esto a mí? Pedídme perdón, curas …………(espacio para rellenar con el improperio de su elección), por ser mis circunstancias y hacer que fuese quién soy. Como dice el chascarrillo popular: si mi tía tuviera lo que mi tío, no sería mia tía sino mi tío.
Yo, después de muchos años de debate interno, he llegado a una postura de concordia: soy creyente con el corazón, agnóstico con el cerebro y ateo con el resto del cuerpo. Por eso, aún a sabiendas de que la Santa Compaña no existe (porque no existe ¿verdad?), en mi bolsa de amuletos tengo la cabeza de un escornabois o vacaloura (ciervo volante) y alrededor de mi cuello una figa, no vaya a ser el demonio…
En Portugal el culto a las ánimas del Purgatorio está incluso más extendido que aquí en Galicia; allí a los petos de ánimas se les llama alminhas (diminutivo de almas) y tienen además tres capillas-osario construidas íntegramente con huesos humanos y con dedicación al Purgatorio. Yo conozco la de Evora, que es la más grande y que junto a la de Campo Mayor tiene un memento mori de los que te deja contento y que reza así: “nos, ossos que aquí estamos, pelos vossos esperamos” (nosotros, huesos que aquí reposamos, por los vuestros esperamos). La otra está en Faro, en el Algarve.
Capilla de los Huesos, Evora, Portugal (música: rock portugués)
http://www.youtube.com/watch?v=NW-uhf14FQ4
Capilla de los Huesos, Evora, Portugal (música: sacra, coral)
http://www.youtube.com/watch?v=wqm_GEJR76M
Nos vemos en el infierno
un bueno lugar para perdernos
el mejor sitio para reparar motores
y curar las heridas como buenos perdedores
Estrofa de la canción “Pandilleros” de Dinamita pa los Pollos (1989)
Jo, Jabg, ¿ves?, esto era lo que yo quería... ¡qué maravilla!.
ResponderEliminar¡Y eso que no me habéis entrado al trapo del pinganillo! Pero menos mal, porque estas intervenciones (las de todos) merecen ser bien leídas. Un placer levantarse con esto, insisto (qué pesadito me pongo, juas,juas)...
De cosas que cuelgan
ResponderEliminarLa familia léxica de pendiente incluye a parientes de distinta catadura tales como pinganillo, pendón, pingajo, pingo, apéndice y péndulo. Derivan desde las palabras latinas pendere y pendicare con el significado “estar colgado, suspendido o inclinado”. En el castellano de ultramar (Chile, Colombia) y creo que también en Canarias, pinga es sinónimo de pene; aquí en Galicia es una porción pequeña de líquido que cae (normalmente augardente que cae da botella ó café) y aparece como raíz en el nombre de uno de los vinos de mencía más conocidos (Pingadelo). Por tanto, irse con el pinganillo colgando es un magnífico pleonasmo.
Sin embargo, salvo que decidiéramos inhumar a nuestros babélicos senadores en una desusada posición vertical, o mejor aún, boca abajo como se hace con los vampiros para evitar que vuelvan a la superficie, no veo como podrían iniciar el escatológico viaje con el pinganillo colgando.
Ahí va un envite para los del mus:
ResponderEliminarAteo: dícese de aquel que cree que no cree.
"Bloguetulios" míos, no solo de mus vive el hombre, también vive de recuerdos, como todos vosotros, atrapados por el purgatorio del pasado y el infierno de lo que no pudo ser y no quieres que sea. Toda religión es sinónimo de superstición, "fe desmedida o valoración excesiva respecto de una cosa" según la RAE, y por ello todo lo religioso no es más que un fetiche, el amuleto (quizás un pingajo, o un pinganillo) que mucha gente necesita para vivir. A muchos les funciona y contra eso no hay nada que objetar, y gracias a ellos, otros muchos viven como obispos que nos quieren imponer su pensamiento único. Yo considero que es mejor pensar que tener fe, es decir, que es mejor filosofar que tener religión. Pensar (filosofar) es antagónico a creer (tener fe). En otras palabras, como dice Luc Ferry, si las religiones se definen a sí mismas como doctrinas de salvación a través de Otro (Dios), podríamos definir las filosofías como doctrinas de salvación por uno mismo, sin ayuda de Dios, por nuestras propias fuerzas y con solo la ayuda de la razón. El miedo a la muerte nos angustia y por ello nos impide vivir bien, pensar bien, ser libres, y si la religión calma la angustia convirtiendo la muerte en una resurrección (un nueva vida), lo hace a costa de la pérdida de la libertad de pensamiento, puesto que se pierde el espíritu crítico para poder creer tanto cuento eclesiástico. Filosofar (pensar), no es otra cosa que preferir la lucidez al confort religioso, es ser libres. Y en definitiva, como dijo Montaigne "filosofar es aprender a morir".
ResponderEliminarNo se os pude dejar solos, dijo Franco. ¡Sois unos pingos!, digo yo. En nuestra tierra la de Carlos Z. y la mía ser un pingo no tiene mucho que ver con el pinganillo ni con el pingajo. Tendría más que ver con el pendejo mexicano. Ir de pingos es ir por ahí de picos pardos, salir a la calle sin hora de retorno, con libertad en suma. Me gusta ser un pingo. Curas los ha habido de todo tipo, por supuesto. Carlos y yo pensamos en los mismos curas cuando recordamos a aquellas personas que nos enseñaron a pensar, a debatir, a filosofar como él dice. Casualmente curas. Pero también coincidiremos en otros que utilizaban su posición de poder para dominar e imponer con el arma del miedo. A estos habría que pedirles las explicaciones de Reverte. Antes los había y ahora también pero en una posición de menor poder. Menos mal.
ResponderEliminarPor supuesto JCarlos que el administrativo o el médico no es el culpable de que el sistema informatico no funcione. Pero cuanta diferencia entre un administrativo y otro. Algunos se escudan en el sistema para seguir siendo vagos y maleantes. Otros superan las dificultades por que lo que les mueve es el paciente. Había curas de nuestra epoca que pensaban en los niños y otros en mantener su poder. ¡Al purgatorio con ellos!
De acuerdo con Carlos. El miedo es el que funda las religiones. el intrínseco miedo con el que nacemos y del que sólo el amor y la libertad de pensamiento pueden liberarnos en parte. Yo, como tu JABG y como JCarlos, sigo siendo creyente con algo. No sé si con el corazón o con el pancreas. Y la estampita de mi madre siempre la llevo en el bolsillo. Hijos de un tiempo, en suma. incluso para abominar. O para apostatar. Siempre conversos, al final. Es el sino de nuestra generación. Muy buena la estrofa de Pandilleros. Ora pro nobis. Y al embite del ateo, como buen musista le digo: quince más, filisteo.
Josémotiano
ResponderEliminarSi hay que vivir, se vive. Pero vivir por vivir, es vivir pa ná.
Shakespeariano
Existir o no existir, ésta es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los dardos penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza?… Este es un término que deberíamos solicitar con ansia. Morir es dormir… y tal vez soñar. Sí, y ved aquí el grande obstáculo, porque el considerar qué sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos. Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacífico el mérito, de los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios, cuando el que esto sufre pudiera procurar su quietud con sólo un puñal? ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la Muerte (aquel país desconocido de cuyos límites ningún caminante torna) nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males que nos cercan antes que ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento? Esta previsión nos hace a todos cobardes; así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia, las empresas de mayor importancia por esta sola consideración mudan camino, no se ejecutan y se reducen a designios vanos.
A mi me han "descolocao" con lo de que no existen el cielo e infierno , si no que son estados del alma "a perpetuidad". No sé que prefiera... ¿y toda esa gente querida que íbamos a reencontrar????
ResponderEliminarVeo que seguimos igual en esta conversación, preferís imaginar que pensar, y os admiro por ello. Ya lo dijo Bertrand Russell: "No son los argumentos racionales sino las emociones las que hacen creer en la vida futura". Y añado yo, y en las religiones.
ResponderEliminarStaying Alive
ResponderEliminarMi ordeñador ha pasado una breve temporada en el Purgatorio Cibernético (ha sido pasto de unas "purgaciones")pero ya se ha restablecido (o eso espero).
Carlos, el problema del pensamiento racional es que es insuficiente para la cuestión que se trata, tanto para demostrar la existencia de un ser divino como para demostrar su inexistencia. Y en cuanto a la argumentación filosófica no hay más que ver la historia: hay filósofos de todos los colores y plumajes.
En efecto Jabg, ahí quería llegar yo: como racionalmente no es posible obtener una conclusión teísta o atea, y las dos necesitan de la fe para ser sostenidas, la respuesta más coherente con el pensamiento libre a esta necesidad humana es la agnóstica. Simplemente desde la perspectiva humana y sus conocimientos actuales es imposible conocer a Dios, si es que tal cosa existe fuera de nuestras mentes, cuestión que ni niego ni afirmo. Y por lo tanto todas las religiones son cuentos. Maravillosas fábulas que como a los niños pequeños ayudan a serenarlos antes de dormir, pero de los que todos sabemos que no son verdad, y el que crea lo contrario es que se miente a sí mismo para superar la enorme pena del sueño eterno y en definitiva de su finitud. Y por ello propongo, porque me parece más perfecto,mejor razonado y sobre todo más real, una educación laica que acepte serenamente nuestro final sin necesidad de ponernos en manos de los "nombrados a sí mismos emisarios de Dios" (da igual la religión). Educación laica que puede cosechar tan "buenos ciudadanos" como cualquier religión, sin necesidad de creer en supersticiones y con menos posibilidades de manipulación por parte de las jerarquías religiosas, habitualmente poco o nada democráticas.
ResponderEliminarY el Hombre creó a Dios, y lo hizo a su imagen y semejanza … (Génesis alternativo)
ResponderEliminarDecía Montestquieu que “si los triángulos fueran capaces de concebir un Dios, le atribuirían tres lados”. Una manera muy elegante de expresar la inevitabilidad del ser humano para proyectarse a sí mismo en sus intentos de explicación del mundo. Y esa proyección incluye naturalmente todas las facetas que nos componen: razón, emoción, creencias... Pero ¿quién dice que todos tengamos las mismas facetas, o que estas sean iguales? Si alguien carece de serie del módulo de la fe difícilmente podrá creer sin ver, del mismo modo que si se sufre un ataque de escepticemia y se convierte uno en un escéptico crónico será dificil que comulgue con ruedas de molino que no vengan, por lo menos, revestidas o disfrazadas de racionalidad. Incluso en el pensamiento científico se utilizan verdades axiomáticas, es decir, que no necesitan ser demostradas (y en las que por tanto se “cree” apriorísticamente).
En 1999 Steven Weinberg, premio Nobel de Física en el 79, pronunció una conferencia titulada “¿Un Universo diseñado?”. Comenzaba con el siguiente párrafo:
“Me han solicitado que comente si el universo muestra o no indicios de haber sido diseñado. No veo como es posible hablar de esto sin tener al menos una vaga idea de cómo debería ser el diseñador. Cualquier posible universo puede ser explicado como el trabajo de algún tipo de diseñador. Incluso un universo completamente caótico, sin ningún tipo de leyes ni regularidades, puede suponerse que fue diseñado por un idiota.”
Y concluía de este modo:
“Con o sin religión, la gente buena seguirá haciendo el bien y la gente mala seguirá haciendo el mal; pero para que la gente buena haga el mal hace falta la religión.
En un mensaje electrónico de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia se me dijo que el objetivo de esta conferencia es el de tener un diálogo constructivo entre la ciencia y la religión. Yo estoy a favor de un diálogo entre la ciencia y la religión, pero no un diálogo constructivo. Uno de los grandes logros de la ciencia ha sido, si no hacer imposible que las personas inteligentes sean religiosas, al menos hacer posible que ellas no tengan que ser religiosas. No debemos retroceder de este objetivo alcanzado.”
Os dejo el enlace a una página que contiene íntegro el discurso en español.
http://personales.ya.com/casanchi/ref/disenado01.htm
P.D. : por cierto Carlos Z., muy bueno el palabro “bloguetulio”.
Amigo "bloguetulio" Jabg, te agradezco el cumplido y lo que has escrito. Tras leerte, me da la impresión de que tus planteamientos y los míos no están tan lejanos como en un principio me parecía. Y me alegra no estar tan solo en este país repleto de fetichistas y supersticiosos. Se puede vivir bien sin Dios, pero no sin el cariño humano.
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