El viento más fresco que ha llegado a nosotros en los últimos años. Un grito de esperanza frente al medievo del pensamiento único que amputa las ideas del mundo. El primer cuestionamiento serio en el siglo XXI a la dictadura del espectáculo convertido en dogma. La reflexión crítica y libre, por fin. La Red, único foro capaz de escapar al dictado de los todopoderosos formadores de opinión globalizada, se ha hecho carne y habita entre nosotros. ¡Ojalá que la revuelta no acabe diluida en las cenizas de algún volcán o en la dura pena de desaparición de los telediarios!
Abierto, diverso y complejo como parece, estoy seguro que el movimiento de las Plazas de Mayo reconocerá sus carencias para seguir creciendo y no morir de éxito, atiborrado de lugares comunes. Para ayudar en lo que pueda, desde el convencimiento de que las riendas del proceso deben llevarlas los jóvenes que han dado el primer paso, yo les preguntaría por ejemplo: ¿dónde estabais cuando el trabajo sobraba en España y vuestro status personal era más confortable que el actual?
Se echa en falta una mirada crítica al propio ombligo de los indignados. Ya hace muchos años que la degradación de los valores asola las sociedades del mundo rico. ¿Son los políticos, como parecen apuntar los manifiestos, los únicos culpables del desastre? También los rebelados deben ponerse en la diana del análisis. Las responsabilidades están muy repartidas. Todos nos hemos dormido en los laureles de la complaciente y rica decadencia.
Por otro lado, me parece excelente el concepto de Democracia Real porque denuncia la existencia de una democracia virtual y ficticia, que no responde a la función para la que está concebida, que se ha degradado. Y eso es lo que está ocurriendo. Ahora bien, no comparto la acusación indiscriminada a la clase política. La diferencia es notable entre los que no han sabido responder a un orden injusto y los que propugnan ese orden.
Espero que los primeros entiendan que en las Plazas de Mayo están las fuentes que un día abandonaron y, cuanto antes, deben recuperar. No será fácil en un mundo globalizado, pero es necesario. Alguien tiene que ser el vehículo de la indignación y sólo la representación democrática puede hacerlo. Por eso el movimiento tiene que exigírselo. Con las armas de la reflexión ciudadana y la consolidación de su función crítica, responsable y participativa.
Pero ya resulta necesario avanzar en un análisis compartido del origen de los problemas. No es suficiente con cuatro frases que todos puedan aplaudir. Falta un nuevo discurso, más allá de meras proclamas. Quizás por eso, Stéphane Hessel el autor del pequeño libro que inspira la revuelta, pide a los indignados que no se queden en sus 30 páginas, que busquen en textos más elaborados. Y recomienda expresamente el ensayo de Susan George, “Sus crisis, nuestras soluciones”. Aunque sólo sea para leer más, para profundizar más en los temas. Uno de los grandes déficits de la juventud ahora rebelada.
Magnífica y muy útil para entender los asuntos que nos ocupan, es la lección que imparte “Inside job”, el oscarizado documental sobre la caída de Lehman Brothers y sus causas. ¡Qué triste es comprobar que Obama tampoco gobierna, que Wall Street sigue siendo el poder real que ata las manos y las mentes de los políticos de EEUU, de España y del mundo! Una crisis global sólo tiene soluciones globales: el G20, la tasa Tobin, los bonus de la industria financiera, los paraísos fiscales…
Y aquí, listas electorales abiertas sin imputados, el referéndum como práctica democrática en asuntos importantes… Tanto por hablar, tanto por cambiar... Viento fresco en la Plaza Mayor.
Abierto, diverso y complejo como parece, estoy seguro que el movimiento de las Plazas de Mayo reconocerá sus carencias para seguir creciendo y no morir de éxito, atiborrado de lugares comunes. Para ayudar en lo que pueda, desde el convencimiento de que las riendas del proceso deben llevarlas los jóvenes que han dado el primer paso, yo les preguntaría por ejemplo: ¿dónde estabais cuando el trabajo sobraba en España y vuestro status personal era más confortable que el actual?
Se echa en falta una mirada crítica al propio ombligo de los indignados. Ya hace muchos años que la degradación de los valores asola las sociedades del mundo rico. ¿Son los políticos, como parecen apuntar los manifiestos, los únicos culpables del desastre? También los rebelados deben ponerse en la diana del análisis. Las responsabilidades están muy repartidas. Todos nos hemos dormido en los laureles de la complaciente y rica decadencia.
Por otro lado, me parece excelente el concepto de Democracia Real porque denuncia la existencia de una democracia virtual y ficticia, que no responde a la función para la que está concebida, que se ha degradado. Y eso es lo que está ocurriendo. Ahora bien, no comparto la acusación indiscriminada a la clase política. La diferencia es notable entre los que no han sabido responder a un orden injusto y los que propugnan ese orden.
Espero que los primeros entiendan que en las Plazas de Mayo están las fuentes que un día abandonaron y, cuanto antes, deben recuperar. No será fácil en un mundo globalizado, pero es necesario. Alguien tiene que ser el vehículo de la indignación y sólo la representación democrática puede hacerlo. Por eso el movimiento tiene que exigírselo. Con las armas de la reflexión ciudadana y la consolidación de su función crítica, responsable y participativa.
Pero ya resulta necesario avanzar en un análisis compartido del origen de los problemas. No es suficiente con cuatro frases que todos puedan aplaudir. Falta un nuevo discurso, más allá de meras proclamas. Quizás por eso, Stéphane Hessel el autor del pequeño libro que inspira la revuelta, pide a los indignados que no se queden en sus 30 páginas, que busquen en textos más elaborados. Y recomienda expresamente el ensayo de Susan George, “Sus crisis, nuestras soluciones”. Aunque sólo sea para leer más, para profundizar más en los temas. Uno de los grandes déficits de la juventud ahora rebelada.
Magnífica y muy útil para entender los asuntos que nos ocupan, es la lección que imparte “Inside job”, el oscarizado documental sobre la caída de Lehman Brothers y sus causas. ¡Qué triste es comprobar que Obama tampoco gobierna, que Wall Street sigue siendo el poder real que ata las manos y las mentes de los políticos de EEUU, de España y del mundo! Una crisis global sólo tiene soluciones globales: el G20, la tasa Tobin, los bonus de la industria financiera, los paraísos fiscales…
Y aquí, listas electorales abiertas sin imputados, el referéndum como práctica democrática en asuntos importantes… Tanto por hablar, tanto por cambiar... Viento fresco en la Plaza Mayor.
Este artículo fue escrito el miercoles 24/5 y publicado hoy viernes en La Región. Hoy, el día en que la Generalitat de Cataluña, regida por CiU, ha demostrado su brutalidad y su prepotencia. ¡Malditos sean! Y ha confirmado con ello la necesidad de mantener el método escogido por los "indignados" y la presencia de la sociedad civil transformadora en el escenario público. En el nuevo ágora de España y Europa. ¡Ánimo a los jóvenes y menos jóvenes que defienden en la Plaza de Cataluña la paz y la civilización!
Una extraordinaria explicación de lo que está pasando. Un análisis honesto y generoso: José Luis Sampedro, el más jóven de los jóvenes de Mayo.
Se ha abierto un foro de debate ilusionante y estoy de acuerdo contigo que en lo que más podemos coincidir todos es en esa reivindicación de DEMOCRACIA REAL YA, pero el reto es como tu también señalas como canalizar un movimiento de debate en participación con incidencia real en la transformación de las cosas y eso, más alla de las acciones directas creo que pasaría por conseguir que este movimiento tenga representación en nuestro sistema democrático actual. Pero cómo conseguirlo sin desvirtuarlo....? Otro reto como tu también señalas es que sea capaz de aunar esfuerzo globales para medidas globales.
ResponderEliminarPero mientras todo esto llega, los políticos, los sindicalistas, etc., los ciudadanos que votamos al PSOE, o a IU, aunque también persigamos las mismas metas que el movimiento 15 M, tendremos que seguir gestionando lo que hay, aceptando medidas que no nos gustan para que no se nos coman el ecofim o los mercados.
Yolanda de Logroño
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarPero creo que es compatible y los políticos de izquierdas tienen que conseguir acercarse al movimiento con el respeto y la honestidad que deben tener hacia la sociedad civil.