lunes, 22 de junio de 2009

San Vicente Ferrer: sabio y bueno

La India es desconcertante para el visitante europeo. No se parece a ningún otro país en el mundo. Es un aluvión de sensaciones: colores, olores, agobio, ruido, silencio, espiritualidad, alegría, compasión… La India es gente por doquier. Mucha. Sus ciudades, sus pueblos, son un incesante tropel que nunca descansa, que va continuamente de un lado a otro sin motivo aparente, invadiendo las calles y caminos con un amasijo de personas y vacas que no se inmutan ante las incansables oleadas de los rickshaw, el popular y único medio de transporte útil en este medio. Tanta gente, que en ocasiones abominas de su existencia.
La India es pobreza extrema, miseria, suciedad y a la vez delicadeza y sabiduría. El tiempo tiene allí otra medida. La India es la imagen de decenas de personas esperando pacientes la muerte en las calles cercanas al Ganges, en Benarés. No piden limosna pero la reciben si se la das. Hombres y mujeres cubiertos de harapos, no siempre ancianos, no siempre enfermos. Algo o alguien, por alguna razón, les ha traído de la mano, recorriendo a pie miles de kilómetros, en busca de un apacible e intemporal final.
La India son cometas en el cielo de la ciudad azul de Jodpur. Cometas que bajan de lo alto a las azoteas azules pobladas de niños y abuelos saludando al atardecer. La India es también la noche, en las aceras de Delhi, con su fantasmal hilera de famélicos ciclistas durmiendo en sus ciclorickshaw –lo único que poseen-. La India sólo se detiene cuando Bolliwood suena y el amor y la música llegan a las antenas de los humildes y hacinados hogares. O cuando la cadena estatal de televisión retransmite sin pudor, los banquetes de los magnates hindúes del transporte o la cerveza, en inmensos yates donde se reúnen el lujo y el glamour más obscenos que uno imaginarse pueda. La India es una potencia mundial de la informática y la tecnología, conviviendo con el sistema de castas y la miseria de los “intocables”.


Pero el viajero que mira, pronto descubre que no es un subcontinente de ignorantes o fanáticos de una religión que condena a una existencia sin esperanza, a la espera de una redentora reencarnación. La India es un lugar en el que las preguntas del viajero no tienen respuesta. Por eso las soluciones de los problemas, en ese país, no están en las ideas. En la India, la revolución de los pobres entendida con criterios de justicia, igualdad y libertad no es, al menos a ojos del visitante occidental, aparentemente posible.
Quizás trás un análisis parecido, Vicente Ferrer decidió, hace ya 50 años, que su función no era entender ni evangelizar, sino remediar. Sentarse al lado de los pobres, hablar poco –no son las palabras su principal legado- y hacer mucho. Así que a mitad de siglo XX, mientras en Europa y América pensábamos en revoluciones sociales y políticas, él simplemente declaró la guerra al sufrimiento con rostro de prójimo.
No intentó ser un redentor, un líder de masas, otro visionario más… Dejó la Iglesia del miedo, la caridad y el paternalismo y optó, desde una opción laica, por el amor a sus semejantes como única pertenencia, como única regla y objetivo. No buscó más allá de las comunidades a las que, una tras otra, ayudó a desarrollarse, a protegerse, a hacerse fuertes en vez de ricas. Siempre desde abajo. “Si no te olvidas de los pobres, nunca te equivocarás”, era el sencillo discurso del que pasó medio siglo actuando, implicando a los desfavorecidos en múltiples proyectos de desarrollo rural, excavando pozos, vacunando, optimizando los recursos, formando, inventando los microcréditos como la mejor formula para avanzar y consolidar lo conseguido allí donde la atención del Estado no existe.
Decenas de miles de indios recorren estos días los caminos de Anantapur para despedir a Vicente Ferrer, al amigo que les ha legado una forma nueva de trabajar por un mundo mejor. Rabiosamente moderna.

7 comentarios:

  1. Querido Chechu.
    Eres una buena persona, y en tu afán de reconocer a las buenas personas has canonizado a Vicente Ferrer.
    Aunque no está definido, existe el santoral civil, y tu escrito es una muestra de ello.
    El discurso de San Vicente Ferrer (el que tiene el título oficial) era "bautismo o muerte".
    ¡Que diferencia con el discurso del recientemente fallecido!
    Sigue adelante.

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  2. dcala dice:
    Goa desconocíamos esa frase del San Vicente Ferrer, oficial, pero recuerda tanto a la del militar fascista Millán Astray "muerte a la inteligencia"... ¿Cuando pedirá perdon la iglesia institucional por sus pecados? ¿Dónde está la misericordia, la humildad y la mansedumbre que predicaron las bienventuranzas...? ¿Para cuando el reconoimiento de la Iglesia para Vicente Ferrer y los humildes que continuan trabajando en Anantapur?

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  3. Todos os galegos sentímonos orgullosos porque un novo monumento foi declarado Patrimonio da Humanidade pola UNESCO. Pero isto non nos debe de deixar satisfeitos, hai que seguir loitando en positivo para que monumentos emblemáticos de Galicia sigan os pasos doutros como a Torre de Hércules ou as Murallas de Lugo.Para conseguir este recoñecemento hai que articular movementos cidadáns como o feito en Lugo no ano dous mil e agora na Coruña.
    A Ponte Romana de Ourense reúne unha serie de criterios necesarios para ser candidata a este prestixioso galardón, que segundo os Criterios de Selección postos pola UNESCO son: “Representar unha obra maestra de xenio creativo humano”, “Aportar unha testemuña único ou ó menos excepcional dunha tradición cultural ou dunha civilización existente ou xa desaparecida” e “Ofrecer un exemplo eminente dun tipo de edificio, conxunto arquitectónico ou paisaxe, que ilustre unha etapa significativa da historia humana.
    Por todo isto os cidadáns galegos e a prensa deberiamos ir creando a conciencia cívica para que monumentos como a Ponte Romana formen parte dos bens culturais para os cales hai que reclamar unha protección especial.

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  4. Todavía recuerdo lo mala que me pareció "Slumdog millonaire" por muchos oscar que se llevara. No es otra cosa que un videoclip peor que los de Bolliwood que juega con los deseos de los niños. Pero leyendo el reportaje de El País del domigo sobre Rubina, la pequeña actriz amateur del film, se descubre con satisfacción la inquebrantable alegría y frescura de la India pobre.

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  5. Prácticamente excomulgado por la jerarquía de la iglesia, el mejor referente...

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  6. Si , el mejor referente de creyente. Por la misma razon tampoco lo podian ver los comunistas , los socialistas y los nacionalistas catalanes. Era un hombre solucionador de problemas, no creador.
    Era un hombre de verdadero sentido comun, osea, TALANTE. No como otros.

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  7. Alguién por encima de los falsos referentes. Un hombre que entendió que el único referente que jamás fala es el amor.

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