domingo, 15 de agosto de 2010

Preguntas del verano

Este año, las habituales imágenes del fuego abrasando campos y aldeas llegan entre la bruma de la ocultación de datos por el Gobierno de Galicia. Con la excusa de evitar un supuesto “efecto contagio” de eventuales pirómanos, los incendios menores de 20 hectáreas no existen. Ourense huele a humo por sus cuatro costados, pero los fuegos “menores” dormirán en el limbo de la inexistencia hasta que acabe el verano. ¿Hay alguna razón para ello, más allá de obviar la sensación de fracaso en la gestión de la Xunta? Los expertos recomiendan que no se retenga información oficial sobre esta materia. Los ciudadanos somos mayores para valorar los datos públicos en su justa medida, sin magnificarlos ni culpabilizar a nadie que no sea culpable. ¿Será esta decisión “desinformativa” fruto de la mala conciencia de gobernantes que en otro tiempo fueron oposición “poco responsable”?
Otra pregunta viene flotando estos días de Agosto en la mente de los conductores de vehículos: en el próximo cruce, ¿me tocará en suerte un agente de tráfico en huelga de “bolígrafos caídos” o uno incentivado para incrementar el número de multas? El larvado conflicto laboral entre el Ministerio del Interior y la AUGC trae a colación un importante interrogante. Si es cierto que a más multas, menos muertes -tal como parece indicar la histórica reducción de accidentes en los últimos años-, a todos conviene resolver el problema para que las eventuales sanciones continúen en el contexto de la reducción de la siniestralidad vial y no vuelvan al mero afán recaudatorio de antaño.
Al hilo de este tema y de otros, más sangrantes aún, como la huelga de controladores aéreos, hay otra pregunta de verano que muchos españoles se hacen ya: ¿el derecho de huelga de los empleados públicos en las condiciones garantistas que la actual y veterana Ley de Huelga consagra, debe modularse para hacerlo compatible con los servicios que los ciudadanos pagan con sus impuestos? Seguro que así planteada, la respuesta positiva sería más que mayoritaria.
Y hablando de preguntas y encuestas, ¿deben ser estas el elemento principal para la presentación de candidatos en las listas electorales de los partidos? Si creemos en la democracia interna y en la política como algo más que una estrategia de marketing, bienvenidas sean -a falta de listas abiertas- las Primarias del PSOE en Madrid. En todo caso, interesante la batalla política que se plantea en esa Comunidad, feudo de una Esperanza Aguirre que llegó empujada por la oscura mano de Tamayo para reinar desde entonces con altas dosis de demagogia populista, sintiéndose invencible, levitando entre colaboradores directos presuntamente implicados en tramas de corrupción urbanística. No conviene que este tipo de asuntos pase sin repercusión política. Veremos que ocurre a la postre.
Tampoco le conviene a ZP sacar pecho ante las preguntas de verano sobre los buenos datos económicos del segundo trimestre del año. La salida de la crisis sigue estando en entredicho y los globalizados mercados de la deuda no descansan ni siquiera en Agosto. Por cierto, ¿tiene algún sentido práctico la huelga general de Septiembre? Pregunta retórica de verano que se contestará por sí sola en otoño.
Pero mientras unos interrogan, otros no responden más que cuando les interesa. Continúan las ruedas de prensa del PP que no admiten preguntas. Incompatibles con el derecho democrático a la información matizada por los profesionales. Por tanto, siguen de vacaciones perpetuas las respuestas sobre el caso Gürtel y la responsabilidad política de los dirigentes populares valencianos imputados judicialmente. ¿Les saldrá gratis?
¿Y que me dicen de la gripe A? ¿Qué se hará con las vacunas y las máscaras que acumulamos el año pasado? Son preguntas que llegan con el calor de Agosto para contestar sin prisa y por quien corresponda.

6 comentarios:

  1. Hola Chechu ¡¡¡
    La desinformación y ocultismo por parte de la Xunta ¿por mala conciencia?, yo creo que no la tienen, conciencia. Saben que nuestros agentes forestales funcionan con equipos obsoletos y maquinarias viejas y este año les compran botas con las que no se recomienda se acerquen al fuego, de coña ¿no? La semana pasada se empezaron a repartir las ayudas para prevención de incendios forestales convocadas en abril , alguna de ellas otorgada cuando ya había ardido el monte. Sabían por las previsiones que este seria uno de los veranos mas calurosos de los últimos años ..... ¿que pensaban? ¿se encomendaron al apóstol? ............
    Bien, leo hoy en El País que una ley regulará el "derecho de los ciudadanos a acceder a la información publica" (central, autonómica y local). Esto es bueno ¿verdad?

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  2. Es bueno, sin duda.
    Una lástima haberlo leido despues de escribir el artículo pero también El País recordaba ayer las manifestaciones de Nuñez Feijóo en 2006 en relación a los fuegos: "A nosotros, al menos, no se nos moría ninguno, pero el bipartito ya lleva 3".
    No se le caerá ahora la cara de vergüenza?

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  3. No se les caerá la cara de verguenza porque no creo que tengan la suficiente para que pese tanto.Pero hay que hablar todo lo que se pueda del horror de los incendios.La palabra no los apaga pero ayuda a crear conciencia. Por ello le he dedicado al tema la última entrada de mi blog.

    ¿PRIMARIAS? bien si se hacen bien.Yo les pido a Triny y a Tomas que les exijan limpieza a sus seguidores y hagan un proceso ejemplar.Eso vale votos de la gente decente que aún queda.
    Todo esto en mi última tarde en Pragueira...con sol.

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  4. Precioso el poema, María Jesús.
    Seguid disfrutando si no es en Pragueira, donde toque. Y a ver si hay suerte en Madrid.

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  5. Estados Unidos,1919. Galicia,2010. Déjà vu.

    "Cuando no se podía controlar un incendio, el Servicio Forestal contrataba a un centenar de hombres en las calles de Butte y de Spokane a treinta centavos la hora (cuarenta y cinco para subcapataces), los trasladaba hasta una estación de tren cerca de donde terminara un ramal y los hacía caminar los últimos cincuenta o sesenta kilómetros hasta la “pared”. Para cuando llegaban al fuego, éste se había extendido por toda la comarca y se había encaramado a los árboles. La respuesta a la cuestión de los incendios en las copas de los árboles de un aspirante a guardabosque durante su examen se recordaría durante muchísimos años. En mi época era todavía una leyenda. Cuando le preguntaron: “¿Qué hay que hacer cuando un incendio salta a las copas de los árboles?”, el respondió: “Quitarse de en medio y rezar mil oraciones para que llueva”.
    El gran incendio de aquel verano había sido enorme […] llegó con rabia y coronó las crestas de la sierra. El lector sabrá que cuando un incendio cobra magnitud suficiente genera su propio viento. El calor del fuego vuelve el aire más liviano y éste se va elevando, de forma que el aire más fresco de arriba baja a reemplazarlo y, al poco tiempo, una enorme tolvanera atiza el fuego y el cielo es como una erupción volcánica de piñas y ramas que descienden en forma de serpentina de llamas. El fuego se adueña de la sierra, rugiendo para que el infierno mismo acuda como refuerzo. Mientras intentas ver como se despliega ese averno, de pronto alguien grita: “¡Mirad ahí detrás! Las llamas han saltado el barranco”. A ciento ochenta grados del lugar hacia donde tú mirabas y devorando ya la cañada de enfrente, ves crecer humo en el punto donde una de esas piñas o ramas encendidas ha caído del cielo y te corta la retirada con un nuevo foco. ¿Qué se debe hacer entonces?
    Cómo es lógico, los hombres venidos de Butte o de Spokane estaban rendidos y descalzos mucho antes de llegar al fuego. En la oficina de contratación debían presentarse con un buen par de botas y una cazadora, así que se pasaban entre ellos el único par bueno que tenían antes de entrar para emplearse.
    […] Habíamos hecho un buen trabajo atajando el fuego. Lo que haces en las dos primeras horas desde que descubres el incendio es lo que cuenta y, si te equivocas, más vale seguir el consejo de aquel aspirante a guardabosque y ponerte a rezar. Tanto Bill como el hombre a quien había nombrado capataz tenían experiencia y talento, pues lo cierto es que se requiere talento, además de haber visto un incendio de cerca, para saber por dónde hay que atacar un fuego a fin de atajarlo y hacerle dar media vuelta. Cuando la temperatura no pasa de cuarenta y tres grados, no hay llamas a punto de devorarte, tus pulmones todavía son capaces de respirar el calor y no se te cierran los ojos por el humo, es fácil establecer los principios de una ciencia, suponiendo que se trate de una ciencia. Pero cuando tienes el infierno sobre ti y el humo es tan denso que sólo ves a los dos o tres hombres que te preceden, sólo el talento y las agallas -pero no la ciencia- te dicen dónde está la la avanzadilla del incendio y dónde está esa loma pelada que no puedes ver, así como dónde y cuándo girará el viento y si tus hombres tienen lo que hay que tener para aguantar y esperar."

    Extracto del relato "Servicio Forestal de Estados Unidos,1919: el guardabosque, el cocinero y un agujero en el cielo" de Norman Mclean. Publicado por Libros del Asteroide en una edición muy cuidada que incluye "El río de la vida", relato sobre el que Robert Redford basó su película homónima.

    A todos aquellos que este verano han trabajado y arriesgado sus vidas para que Galicia no fuese una gigantesca pira.

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  6. Gran texto que confirma a la historia que siempre se repite. Me uno al reconocimiento a esas gentes anónimas que cada año salvan Galicia de la hoguera

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