sábado, 24 de julio de 2010

Una habitación sin vistas

Así describiría el debate sobre el estado de la nación de la semana pasada. Sin nadie capaz de abrir una ventana al futuro que muestre un paisaje esperanzador. La sensación general es de intemperie y ya son evidentes en la ciudadanía signos de paulatina adaptación a la crisis económica que amenaza con prolongarse largo tiempo, afectando de una u otra forma a las expectativas personales de más de una generación.
El PP no aporta nada más allá del “quítate tú para ponerme yo”. Si alguna duda quedaba de su estrategia en negativo, el discurso de Rajoy debería bastar para despejarla. Por su parte, la izquierda se ha quedado ante la crisis sin una respuesta diferenciada. Así que para la socialdemocracia gobernante, no queda más remedio que dejar a un lado los referentes ideológicos y centrarse en recortar gastos para conservar en la medida de lo posible el estado del bienestar y las prestaciones sociales. Sin ocultar, a estas alturas de la película, el riesgo que corren. Tragando para ello las recetas del poder financiero globalizado -el único poder real a día de hoy-.
En este escenario ya consolidado, liberado al fin de buscar conejos en la chistera y habiendo asumido en los últimos meses que sólo le queda este camino -muy distinto al deseado-, Zapatero se creció en el debate, se sintió a gusto en la confrontación, tuvo en todo momento la iniciativa en las réplicas y volvió a superar a un Rajoy más flojo que nunca. Por eso resultó creíble cuando dijo que afrontaría las reformas “por el bien de España, le costara lo que le costara”. ZP sabe que la única hoja de ruta posible para su futuro político y el del partido que lidera es gobernar, olvidándose por ahora, de cualquier tipo de consideración electoral.
Una lástima que ese cambio de discurso -realista y llamando al trabajo y al sacrificio de todos- no hubiera llegado hace al menos un año. No hubiera evitado el incremento del paro y la deuda, pero hubiera preparado al país para comprender mejor las duras medidas que debieron tomarse y las que aún nos esperan. Ya hace tiempo que la petición de “sangre, sudor y lágrimas” debió llegar nítidamente a los españoles. En todo caso “más vale tarde que nunca”: ese es el clavo ardiendo al que ZP tiene que agarrarse.
Es cierto, por tanto, que lo que más le conviene a España en este momento coincide objetivamente con el interés del PSOE. Una importante ventaja que el PP no ha sido capaz de medir, tal como se desprende de su estrategia política de los últimos meses. Da la sensación que la crisis de las “deudas soberanas” de Mayo le cogió a contrapié y no ha sabido matizar su discurso. O lo que es peor, ya hace tiempo que ha renunciado a hacerlo.
Un desastre, Rajoy. Ni un sólo análisis de la situación. Una intervención mediocre y escasamente trabajada, sin el rigor intelectual exigible. Un único argumento: la perdida de confianza en ZP. ¡Como si la del propio Rajoy fuera mucho mejor! Una única táctica -la misma de siempre-: denigrar al presidente y culparle de todo. Una única propuesta: elecciones anticipadas. Una simplista huida hacia adelante. La peor de las opciones para un país con reformas estructurales a punto de concretarse. Demasiado lineal para aportar ilusión o expectativas de mejora en la acción de gobierno. Un nivel tan bajo que debería hacer reflexionar a la derecha española sobre si continuar con el mismo líder y la descalificación personal como táctica inamovible.
Mal panorama económico y político para España. No es tiempo, en todo caso, para vencedores o vencidos, encuestas, elecciones y otras milongas. Lo que ahora toca es trabajar cada uno en su puesto para encontrar la ventana del futuro. Aunque para ello haya que acabar llamando a Del Bosque.
Este es el artículo publicado el viernes en La Región.
Como otra forma de verlo, os recomiendo el divertido memorando imaginario del ficticio Departamento de Estrategía del PP. Luis Arroyo escribe: "Cuidado, Mariano que se nos nota". En la carta le aconseja, como veréis, "trabajar algo más" y "dejar ver que su enemigo no es ZP, sino la crisis".
Y desde una posición más analítica y seria, la opinión para mí siempre interesante y lúcida de Antón Baamonde, más díficil de seguir para los que no vivís en Galicia. Con el titulo "El PSOE, en peligro" reflexiona sobre el riesgo de desafección estructural a la socialdemocracia y las ventajas para ese partido y sobre todo para el PSdG de unas elecciones generales anticipadas. Sobre esto último discrepo claramente, pero sus razonamientos merecen la pena.

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