lunes, 31 de octubre de 2011

El hombre de la mano izquierda y el cerebro derecho

Nunca había leído nada de Tomas Tranströmer hasta que le dieron el Premio Nobel de Literatura. Con ese motivo, en la prensa reprodujeron algunos de sus versos, recientemente traducidos al castellano. Aunque los poemas cuelgan siempre de la lengua en la que son escritos y sólo en ella pueden disfrutarse en plenitud, este fragmento, en concreto, me pareció fascinante, quizás por simple deformación profesional: “Soñé que visitaba un hospital. No tenía funcionarios. Todos eran pacientes.” Al leerlo pensé en la inmensa desolación del escenario que propone. Y me quedé un rato divagando en las múltiples ramificaciones posibles de esa extraña historia. No recuerdo cuanto tiempo.
Ortega decía que el pensamiento humano es como el gorjeo en la garganta de los pájaros. Una experiencia gozosa en la que a veces apetece recrearse, contemplando paisajes que bordean el sueño. Vivimos tiempos, inundados de información, en los que todos fotografiamos todo lo que llega a la retina. Por eso estamos perdiendo la capacidad de pensar en imágenes. La poesía es una excelente herramienta para recuperar esa capacidad. Sobre todo cuando decide adentrarse entre las rendijas de la realidad aparente.
También, el sonido mismo de las palabras puede convertir la poesía en un divertido juego de ritmos y evocaciones. Más placentero aún que el que proporcionan las nuevas tecnologías. Para Tranströmer, la sonoridad es un elemento esencial de los poemas. No en vano el último Nobel de Literatura es también un músico que ejerce como tal: “La música es una casa de cristal en la ladera, donde vuelan las piedras, donde las piedras ruedan".
Hay quien sostiene que los buenos poetas son siempre zurdos, escriban con la mano que escriban, porque su cerebro dominante es el derecho. Particularidad que les dota de una visión distinta del mundo, menos previsible, más contemplativa... Tomas Tranströmer sufrió hace veinte años un ictus que le dejó paralizado el lado derecho del cuerpo e imposibilitado para el habla. Desde entonces, su único modo de expresión es la escritura en el ordenador y las obras de piano para la mano izquierda. Nunca imaginé que éstas últimas existieran, pero, al parecer, las hay en número suficiente para componer excelentes programas de conciertos.
A pesar de la precariedad de su estado físico, Tranströmer ha sido capaz de seguir ofreciendo “a través de sus imágenes condensadas y translúcidas, un acceso fresco a la realidad”. Por eso, la Academia le ha premiado con el Nobel y nos ha presentado sus antologías. En ellas, su pensamiento transita por los parajes más insospechados y también se complace en rememorar los momentos cruciales de la vida: “El recuerdo más temprano que puedo registrar es un sentimiento. Un sentimiento de orgullo. Acabo de cumplir tres años y alguien dice que ya soy grande…”
Memoria y poesía. Dicen que Internet, al ofrecerse como una enorme memoria externa, está reduciendo nuestra capacidad de construir estructuras estables de pensamiento. O sea, que cabe la posibilidad de que, en un futuro próximo, cuanto más listos sean los ordenadores, más tontos seamos nosotros. Por eso, como alternativa al lenguaje raquítico y al “mariposeo cognitivo” de Facebook y Twitter conviene leer, entre otras cosas, poesía. Para disfrutar con el cerebro derecho. El que tan bien exprime, con su virtuosa mano izquierda, Tomas Tranströmer.

16 comentarios:

  1. Good morning. Solo un pequeño apunte respecto a lo que se dice de Internet, el uso de las videoconsolas en la infancia, y otros signos del demonio, propios de los tiempos en que vivimos. Comentarios en la prensa sobre el primer viaje ¡a 37 km/h! en tren en no sé qué país, allá por el XIX:

    “El cuerpo humano, de acuerdo a lo que han dicho algunos médicos, no podrá resistir la velocidad del tren. Aseguran ellos que los pulmones no son capaces de efectuar la respiración en tales circunstancias”.

    Un saludo a todos/as...

    ResponderEliminar
  2. Se borró un comentario de ayer a la intervención de Jcarlos sobre los pulmones y la velocidad, con otro brillante y erudito artículo (con referncias literarias y cinematograficas) esta vez de un coruñes exministro de Cultura, Cesar Antonio Molina: Democratización y odio intectual. "Estoy a favor de la Red siempre que no amenace la profundidad intelectual". Demasiada información obliga a dejar de leer, escribir y... ¿pensar?
    Ya me dirás que te parece. No hace falta que sea tan rápido como en el de Innerarity.

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/Democratizacion/odio/intelectual/elpepiopi/20111031elpepiopi_13/Tes

    ResponderEliminar
  3. Memoria y poesia.
    "Memoria igual a acontecimientos más tiempo. Alguien dijo que la memoria es lo que pensábamos que habíamos olvidado pero es obvio que el tiempo no actua como fijador sino como disolvente."
    Extracto del nuevo libro de Julian Barnes "The Sense of an Ending" que acaba de ganar el Booker Prize. Muy recomendable cuando salga en castellano...
    Un Abrazo
    Steve

    ResponderEliminar
  4. Descontextualizando a Elliot

    T. S. Elliot, después de convertirse al anglicanismo, compuso una serie de poemas con contenido religioso titulados “Chorus from The Rock”. En el primer coro hay un breve pasaje que, quitado de contexto, le viene al pelo a este hilo. Dice así:

    ¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
    ¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
    ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?

    Para redimir este pequeño destrozo os dejo el texto completo traducido por Borges.

    " Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
    El cazador y la jauría cumplen su círculo.
    ¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
    ¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
    ¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
    El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
    infinita invención, experimento infinito,
    Trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
    Conocimiento del habla, pero no del silencio;
    Conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.
    Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
    Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
    Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
    ¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
    ¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
    ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
    Los ciclos celestiales en veinte siglos
    Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo. "

    ResponderEliminar
  5. Juan Carlos, ya que mentas la tecnofobia y el siglo XIX ¿sabes cuál era la pena por destruir una máquina en Inglaterra a principios de 1800?

    Como pista de por donde van los tiros (y no, no era el fusilamiento) dejo un fragmento de una canción de Lord Byron:

    As the Liberty lads o'er the sea
    Bought their freedom, and cheaply, with blood,
    So we, boys, we
    Will die fighting, or live free,
    And down with all kings but King Ludd!

    ResponderEliminar
  6. Saludando a Steve.

    Bienvenido al foro. Acabo de ver tu aportación en el hilo de las delgadas líneas rojas.

    ResponderEliminar
  7. Gracias Jabg.
    Tambien tengo parientes lejanos "o'er the sea" en Australia pero tengo que investigar si su traslado inicial se debia a actividades "luditas" o no. No me extrañaria nada... Los envidiosos siguen llamando dicho pais "la colonia penal mas grande del mundo".
    un saludo
    Steve

    ResponderEliminar
  8. Conocimiento de la palabra e ignorancia de la Palabra. Gran Elliot y gran Barnes, un autor con multiples registros. Me encantaron "Amor, etc." y "El Loro de Flaubert". Cuando salga en castellano iremos a por "The Sense of an Ending".

    Veo que Jcarlos no entra al trapo del odio intelectual y la red.

    La pena de la adivinanza de JABG será la misma que nos espera a los medicos del SERGAS si no alcanzamos un alto porcentaje de receta electronica: hambre y trabajos forzados... ¡Como para fiarse de las TICs!

    ResponderEliminar
  9. Hola.
    He leído el artículo de Molina. Es interesante lo que dice.
    "Hoy estoy de parte de Internet siempre que no amenace la profundidad intelectual."
    Hay un comentario al artículo que, de un modo un poco zafio, se burla de las tesis de Molina sugiriendo que el autor "está de acuerdo con la gravedad siempre y cuando no se haga daño al caer".
    ¿Es el acceso al conocimiento a través de internet tan inevitable como lo es la gravedad? Y qué decir de hipotéticos métodos de aprendizaje que ahora nos parecen de pura y ridícula ciencia-ficción, como los esbozados en Matrix, la trilogía cinematográfica de los hermanos Wachowski: "Operador, necesito un curso para pilotar un helicóptero B212", y hala, ahí tienes el conocimiento para pilotar, servido directamente en el cerebro, en cuestión de décimas de segundo.
    Dice Molina que la cultura y el conocimiento siempre se obtendrán estudiando, es decir, leyendo. Yo en mi ignorancia creía que leyendo adquirirías los conocimientos de otros, no los tuyos, los cuales forzosamente vendrían por la experiencia propia; eso sí, guiada inicialmente por la de otros que escribieron libros que leíste...
    Auster en su libro "La trilogía de Nueva York" (algún día me gustaría que el gran JABG me comentase con calma qué opinión le merece esta obra, aunque primero tendrá que leerla, y el problema de JABG es que tiene tanto que leer...) defiende que los libros hay que leerlos a la misma velocidad con que se escriben. Quitando exageraciones como ésta, es cierto que hoy en día muchos tendemos a lo mismo: leemos rápido, no procesamos, no contrastamos, no digerimos... como si nos hubieran abierto las puertas de un gran almacén de comida, y queriendo probarlo todo, saltamos de estantería en estantería, ya casi sin masticar, ni saborear, y al final acaba uno harto, cuando no vomitando, y es inútil lamentarse, porque en cuanto se pasa el malestar, a la carga de nuevo, hasta reventar y así una y otra vez. Con lo cual el problema no es el almacén, sino nosotros: con un poco de calma, autocontrol, quizá llegásemos a disfrutar de verdad.
    http://smoda.elpais.com/articulos/el-arte-de-tomar-decisiones/117
    Pero esto ya ocurría antes de ahora. Cierto que con todo esto de internet se ha agudizado, el almacén es casi infinito, instantáneo, y gratuito; mágico diría yo. Con todo, decir que Internet "está reduciendo nuestra capacidad de construir estructuras estables de pensamiento" suena a cosa mala. Como si internet tuviera la culpa de algo. Vamos, algo así como decir que MacDonalds está destruyendo nuestra capacidad para llevar una vida sana.
    Decía al principio que el artículo de Molina me ha parecido interesante. Por el efecto "esto-ya-me-está-superando". Como en su día denunció Sócrates, "Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros. "
    En resumen, no te atropella la carretera. Es el coche. Eres tú.
    S2.

    ResponderEliminar
  10. Como que no entro al trapo. ¿Por quien me tomas? ¿Por uno de "ésos" que saltan de blog en blog, de página en página, leyendo aquí y allá a toda velocidad, interviniendo con las mismas frases en todas partes, contestando a miles de correos, twitteando sin parar, recubriendo decenas de muros en Facebook con comentarios supuestamente ingeniosos, etc, etc? Pues no, solo tengo un blog interesante que leer, paso de facebook y twitter, y mi unica debilidad son los diarios electrónicos... El pais, "La voz de Malicia", ... ¡a veces incluso intento captar cómo nos ven en la prensa extranjera!... juas,juas...
    Pues claro que entro al trapo. ¡Que me ha costado una hora redactar mi mensaje anterior! Y eso que mi capacidad de pensar debería estar requetemermada... juas.juas...
    Un saludo afectuoso, maestro.

    ResponderEliminar
  11. Bueno, ha merecido la pena esperar al oraculo de Jcarlos. Ninguna duda de su fidelidad inteligente. Divertido el articulo del cansado arte de decidir, muy biologicista dirian nuestros amigos psiquiatras lacanianos, pero real como la vida misma.
    Tremendo lo de Auster. No creo que sea necesario leer tan lento como se escribe, pero un buen escritor maneja el ritmo y la sensación de tiempo que el lector percibe. Ese debe ser uno de sus principales atributos. Por eso creo que es tan importante leer libros, por que te sacan del tiempo y del limitado mundo que percibes en la realidad aparente. Y ese es el temor que suscita nuestra experiencia en Internet. Tanta información y tan facil (magica como tu dices)te quita de leer libros. Como esos que por quitarse del tabaco engordan como ceporros. No te atropella la carretera, pero si está de bote en bote llegas tarde a misa. Salud y anarquia.

    ResponderEliminar
  12. De trogloditas a blogoditas pasando por los luditas

    Trogloditas: dícese de los habitantes de las cavernas. Su herramienta y símbolo por excelencia es el “as de bastos”.
    Blogoditas: dícese de los habitantes de los blogs. Se supone que manejan un ordenador y su símbolo es “la red”.

    Prolegómeno:
    En 1779, en un poblado de algún lugar de Leicestershire, un tal Ned Lud irrumpió en una casa y en “un rapto de furia demente” destruyó dos máquinas usadas para el tejido de calcetines. La voz se corrió y cada vez que una fabrica de calcetines era saboteada la gente del lugar respondía con el latiguillo “Lud debe haber pasado por aquí.”

    Escenario: Inglaterra, año 1812, Revolución Industrial (la primera, puesto que al parecer estamos a punto de entrar en la tercera).
    Las máquinas empiezan a jugar un papel decisivo en la producción y entran en conflicto con los intereses del naciente proletariado.
    Una de las industrias claves de la época era la textil y cuando los telares mecánicos empezaron a destruir puestos de trabajo los “proles” respondieron cargándose la incipiente tecnología (un incendio por aquí, un asalto por allá…). De los actos aislados se pasó a una rebelión organizada, con un fantasmal Rey Lud capitaneando las hordas y firmando todos los actos de destrucción. Se movilizaron entre 10 y 12.000 soldados para sofocar a los rebeldes ya conocidos con el nombre de luditas. El primer discurso de Lord Byron en la Cámara de los Lores fue un intento (fallido) de impedir la promulgación de la “Frame Breaking Act” por la que se aprobaba la pena de muerte (por ahorcamiento) para los díscolos destructores de máquinas.

    El término ludita mudó su sentido original para pasar a denominar al tecnófobo en general y su derivado “neoludita” surgió en la década de los 90 para designar a la tribu (¿troglodita?) que se oponía al desarrollo de la informática.

    Todos estamos de acuerdo: el problema no es la herramienta (incluida la cachiporra del troglodita) sino como la utilizamos.

    Pero… ¿quién no se comporta como ludita en algún aspecto de su vida? El que esté libre de culpa que tire el primer “gadget”.

    ResponderEliminar
  13. Genial la nueva clasificación de los seres humanos. Me confieso muy ludita, un tanto troglodita y definitivamente blogodita. Saludos.
    Le preguntaremos a nuestro amigo Steeve por sus recuerdos del Rey Lud.

    ResponderEliminar
  14. Los luditas: los contrarrevolucionarios de la Revolución Industrial.
    Sus actividades remontan a principios del siglo 19 pero uno de los objetos de su ira fue inventado mucho antes en 1589 por el reverendo William Lee.
    Como muchos miembros del clero, de ahora y de antes, al reverendo le gustaban mucho las mujeres y en particular una bella joven que pasaba todo el tiempo que estaban juntos calcetando medias. El buen hombre decidió inventar un aparato que haría obsoleto la práctica de calcetar medias a mano con el fin de que su enamorada pudiese pasar más tiempo con él. Y así fue. La máquina fue tan perfecta en su concepción que durante más de cien años fue la única manera mecánica de calcetar.

    Pero siguiendo el hilo del poema inflamatorio y proludita de Lord Byron, nuestro bien amado poeta venía de pasar el verano en Suiza con los Shelleys , viendo llover y contando historias de fantasmas. Poco después se publica Mary Shelley’s Frankenstein- una advertenca de lo que puede pasar cuando la tecnología se vuelve contra uno.
    Si existiese un género “ludita” en la literatura, sería Frankenstein su ópera prima?
    Un Saludo
    Steve

    ResponderEliminar
  15. Gadget para luditas:

    Book

    http://youtu.be/iwPj0qgvfIs

    ResponderEliminar