Visitando despacio la pequeña mezquita de Masjed-e Sheikh Loftolla que, a inicios del siglo XVII, ordenó construir Sha Abbas I para colmar a su corte con mosaicos, con cúpulas en la que la luz señala la cola del pavo real, con celosías en piedra de una lujuriosa belleza...
Entrando después al inmenso patio de la Mezquita del Imán, otro prodigio arquitectónico mundial, dónde de vez en cuando se encuentra una flor.
Para acabar la mañana, fuera ya de la plaza, en la Mezquita del Viernes, en las aladas cúpulas tan antiguas como nuestro románico más antiguo. Cúpulas que volaban mientras en Occidente apenas comenzaban a elevarse del suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario