martes, 22 de julio de 2014

Las flores, la musica y los poetas: señas de identidad de un pueblo milenario



En Shiraz, la ciudad de las flores: vistosos y elegantes son los mosaicos de las escuelas y las mezquitas...


Y los recuerdos de la música en el esplendor de los safávidas, periodo del siglo XVII en el que el refinado lujo asiatico alcanza en Irán su máxima expresión, reflejada en los extraordinarios murales del Palacio Chehel Sotum de Isfahan. en el que la realeza recibía a los embajadores de las potencias del mundo bajo las 20 columnas revestidas de espejos y metales preciosos...


O en la sala de música del harem, en el Palacio de residencia de los reyes safávidas, dónde las esposas escuchaban al atardecer a los músicos con el sonido adaptándose a las paredes y a las cúpulas de la estancia, para alcanzar la excelencia y deleitarse mientras observaban por las ventanas ponerse el sol en la Gran Plaza del Imán de Isfahan.


Leyendo después, en las frescas noches de Shiraz, junto a sus frecuentadas tumbas, los poemas de Saadi y Hafez, los grandes poetas iraníes. Allí, recostados en las columnas y los mausoleos jóvenes iraníes recitan sus versos en voz baja o charlan placenteramente entre ellos o con los pocos extranjeros que pasan por Irán. Sin que el tiempo limite la conversación tranquila y placentera.

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