domingo, 13 de octubre de 2013

Tal para cual





Tal para cual. Nunca se equivocan. Son la máxima expresión de la perfección. Cuándo algo sale mal la culpa es de los otros. Y si sale bien, ambos hinchan el pecho como gallitos que nunca comparten la gloria y, por el contrario, siempre adjudican el fracaso a las oscuras fuerzas exteriores (socialistas, prensa, árbitros, nacionalistas, Zapatero...). Los principios éticos, un día bandera de su destino, se cambian por otros sin sonrojo. Todo vale para recargar la razón y el ego. El azote inicial contra el caciquismo se convierte en comprensión y paciencia infinita para con los Baltar acusados de corrupción. Las fotos de la vergüenza de Quintana, son en su caso Dorado el inocente viaje en barco con un amigo de juventud que le salió narcotraficante. El fiasco de la fusión de las cajas gallegas no es cosa suya, el error fue del Banco de España. La "extraordinaria" campaña contra el fuego de este verano se frustró por los bandidos que prenden fuego al monte, los recortes de la Xunta nada tienen que ver en ello (la foto de la manguerita ya está olvidada). Todo imputado judicial debe dimitir. Pero sólo si es de los otros (Paco Rodriguez...). Si es de los nuestros - de los suyos, más bien- (Rogelio Martínez, Telmo Martin...) no hay más que presunción de inocencia y dilatación judicial de los casos. Su partido es un partido de centro, pero si le preguntas por la activa militancia franquista del alcalde de Beade, te dirá que solo es "un chiste". Ufanarse de conseguir ahora de su amigo Rajoy más fondos europeos para Galicia, no es lo mismo que denunciar la discriminación de antaño de ZP para con nuestra región en beneficio de sus cómplices catalanes y andaluces. 
No hace aún un año que, de micrófono en micrófono, el primero de la clase pedía transparencia a su partido en el caso Bárcenas, pero cuando le llegaron al oído sus derivadas gallegas, todo fue silencio y tribunales que, en su día, dictaran sentencia. Todo en él es ética y limpieza. ¡Cómo no!
Si Pemex llega he sido yo. Si no llega, son problemas de reestructuración empresarial. O alguna ley de ZP que quedó colgando y obstruye el recto devenir de las cosas. El copago en los comedores escolares, en los fármacos de dispensación hospitalaria... son medidas de homogeneidad y justicia para salvar la sanidad y la educación pública. Si lo hubiera hecho el bipartito, las vestiduras ya estarían rasgadas y sus gritos de indignación social llenarían las portadas.. 
Los demás cuando gobernaban practicaban el amiguismo... Pero ahora es simplemente justo cuando son los municipios del PP los que copan las ayudas de la Xunta al empleo, cuando del reparto de frecuencias radiofónicas en Galicia se excluye a la SER, cuando la Consellería do Mar concede medio millón de euros a la empresa de un exconcejal de Pontevedra del partido, cuando se recolocan continuamente en la Xunta a los colaboradores en tiempo de oposición, mientras que a los que algo (lo más mínimo) tuvieron que ver con el bipartiito se les ningunea con independencia de su capacidad técnica...
Se maquilla lo que haga falta, el déficit..., lo que sea. La contabilidad creativa y el argumentario bien cocinado tapan las promesas electorales y los proyectos eternamente retrasados.. Hay que mantener prietas las filas aunque sea con soldados impresentables, ¿qué más da?. Lo que haga falta para seguir siendo Special 1. Galicia, el Madrid... son lo de menos, meros instrumentos, meras plataformas en sus carrera shacia la gloria. Varas de medir. Tal para cual.

1 comentario:

  1. Jefes, cabecillas, abusones.

    Es el título de un pequeño libro (Alianza Editorial) del fenecido antropólogo Marvin Harris.
    Empieza con dos preguntas: ¿Había vida antes de los jefes? ¿Puede existir la Humanidad sin gobernantes y sin gobernados?
    Y como si se contestara a sí mismo continúa con una cita de Tomasito Hobbes:
    "Creo que existe una inclinación general en todo el género humano, un perpetuo y desazonador deseo de poder por el poder, que sólo cesa con la muerte”.

    Añado:

    El jefe que no nos importaría tener: “Los errores son míos, los aciertos son vuestros”.
    El jefe que normalmente tenemos: “Los aciertos son míos, los errores son vuestros”.
    Rojos o azules, el color es lo de menos.

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