domingo, 1 de diciembre de 2013

El Namib


El gran desierto que da nombre al país. El más viejo del mundo. Se supone que presente desde el Terciario. Pegado al océano, trazando una barrera infranqueable de 2000 kms de longitud y 80-200 km de anchura. Con una media de precipitaciones anuales de menos de 5 mm. 


Un universo único de luces y formas cambiantes. Con la escasa vegetación que permite el agua de las nieblas que vienen del mar. Y con la admirable humildad de los arboles secos que alargan sus ramas en el espejo de la arena y reviven cada día con las escasas gotas que el rocío les proporciona.

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