martes, 3 de diciembre de 2013

Un joven país con mucha historia


En Twyfelfontein -el corazón del Dameraland- pueden verse, al aire libre, extraordinariamente bien conservados desde la Edad de Piedra, los dibujos en la roca de los antiguos pobladores del Suroeste de África: jirafas, cebras y hombres- leones con cinco dedos en las zarpas.
Después siglos de silencio, un breve paso de portugueses en la costa..., y llegan los alemanes...


Para quedarse, a pesar de su expulsión después de la Primera Guerra Mundial. Conservando ciudades con edificios y urbanismo similares a los del Centro de Europa y que mantienen costumbres típicamente alemanas como la "Oktoberfest", en escenarios tan exóticos como Swakopmund o Walbis Bay, en la otra punta del mundo.
Y ello a pesar de protagonizar en los albores del siglo pasado, la terrible matanza de miles de hereros, una de las etnias más importantes de Namibia. A cuyas mujeres, antaño desnudas por la vida, los pastores luteranos les obligaron a cubrir el cuerpo con recatados vestidos y enaguas. Que aún hoy llenan de inesperado colorido los ojos de los sorprendidos viajeros que recorren esta región de África, supuestamente tropical y desértica.


1 comentario:

  1. Un bello reportaje gráfico y un texto muy explicativo.Una bonita forma de compartir esas extraordinarias experiencias. Celebro la suerte que habéis tenido de vivirlas. Que sigan muchas otras.

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