sábado, 19 de septiembre de 2009

Papá Estado


Estas semanas, a raíz de los sucesos de Pozuelo, se ha producido un debate social muy interesante y a la vez inusual, al menos en este país. Por una vez no se ha culpado al ayuntamiento, a la policía o a los maestros de los actos vandálicos de los ya famosos pijoborroka de esa localidad madrileña. Diversas voces han alertado sobre el creciente abandono por los padres de sus responsabilidades educativas para con sus hijos.
La conciencia social, los valores, los límites en el comportamiento individual y los deberes que toda persona tiene con respecto a sus semejantes y a la sociedad que le rodea se aprenden, sobre todo, en la familia. Y no sólo en la familia, también en el trabajo, en el uso de los servicios públicos… En la vida, en suma.
Ya hace años que lo estamos olvidando en esta blanda y conformista “arcadia feliz” en la que vivimos. Conocemos todo sobre nuestros derechos y volvemos ante el menor problema los ojos hacia los poderes públicos y los políticos. Cuando nos sentimos personalmente perjudicados, ponemos el grito en el cielo y exigimos al “papá estado” una rápida y absoluta reparación. Pero a la par, hacemos abstracción de nuestras obligaciones como ciudadanos y, con frecuencia, ni siquiera reparamos en la parte que nos toca en la conservación y mejora de los asuntos de la comunidad. Si esta es la actitud que mostramos como adultos, ¿qué esperamos de nuestros cachorros?
Otras preguntas con respuesta: ¿Nos hacemos corresponsables de nuestro sistema público de salud? ¿Acudimos a urgencias sólo porque allí la atención es a cualquier hora inmediata y cuando somos mayores, acumulamos en casa medicinas sin usar porque, total, son gratis? ¿Cuántos afean su conducta a los que se escaquean del IVA o te piden en “negro” una parte de la entrada para el piso? ¿Jaleamos o reprochamos al amigo que se jacta de sus trucos para no pagar impuestos? ¿Alguien recrimina a los que tiran el papel o la colilla al suelo?
Somos uno de los países occidentales con menor productividad, pero… ¿cuántos replican al compañero de trabajo cuando dice: “eso no lo hagas que no tienes obligación” o “déjalo para mañana que ya son las dos”? Se sabe que en España hay un significativo subgrupo de anotados al paro que no mantienen una búsqueda activa de empleo y que no acuden a los cursos de formación que se les ofertan: ¿es esto justo con el resto de parados que darían media vida por un trabajo digno? Si es así, ¿por qué no lo dice nadie?
Creo sinceramente que ahora necesitamos hablar más de deberes que de derechos. Y lo digo desde su defensa más radical. Ni un paso atrás en la educación y en la sanidad pública, en las coberturas sociales, en la seguridad ciudadana y en tantos otros derechos con los que este país se ha dotado en democracia. Es más, adelante con los que quedan por desarrollar: dependencia… Pero desde el cumplimiento de la parte que personalmente nos corresponde en su sostenibilidad.
Los líderes políticos, sindicales y de opinión deben introducir este mensaje básico de recuperación de valores y obligaciones en su discurso. Sin pedagogía social, el liderazgo no es más que puro marketing. Los ciudadanos adultos y sus hijos tienen que oírlo una y mil veces para salir de la actual decadencia y desafección por lo público. En todo caso, la política, el estado, no ostentan el monopolio de la culpa. No son más que nuestro propio reflejo y éste, últimamente, parece un poco borroso.

2 comentarios:

  1. Magnifico.Suscribo cuanto dices.Y solo quiero añadir que la escuela tambien tiene que educar en valores.Enseñantes es una inoportuna y mal empleada palabra.Todo profesor es educador, lo quiera o no, porque es un contacto y una infuencia en el alumno.Mientrar los padres piensen que ningun educador les tiene que decir como educar a sus hijos y muchos profesores se lamenten de la participación democrática de los padres-esos intrusos-en la comunidad escolar...¡vamos apañados! .
    La colaboración entre ambos es imprescindible.Y tanto unos como otros deben saber que educar es un esfuerzo,un trabajo compartido de cuya abdicación vienen muchos de los problemas que padecemos.Pero lo fácil es culpar unos a otros y todos a papá estado como bien dices.
    Un bico.

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  2. Marisu, bien sabes tu de este tema. De todos modos, lo de educar en libertad tiene alto coste para educadores y educandos. Vease el reciente ejemplo de las hijas de Zapatero. ¡Qué tristes las vejaciones que pueden verse en Internet! ¡Dan ganas de bajarse de este mundo cruel que nos ha tocado vivir!

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