domingo, 18 de abril de 2010

El método Guardiola

El método es la forma de hacer con orden una cosa. El conjunto de reglas, lecciones y ejercicios para aprender o enseñar algo. Una manera de proceder que nos hace inconfundibles, distintos y únicos. Los vagos huyen del método. Les hace trabajar aunque no quieran.
El método compromete y ampara. Ni simplifica ni vulgariza. Iguala por arriba, no por abajo. No es aburrido: de las ramas del método pueden crecer las flores más hermosas. Los grupos humanos que lo comparten, que juntos lo han aprendido, son armoniosos y solidarios. Abiertos, flexibles y curiosos, acogen al recién llegado con naturalidad y le enseñan sin temor los caminos donde resulta fácil encontrarse.
El método es valiente. Se basa en convicciones. Es coherente y fértil. No hay estilo sin método. Tan sólido como elástico, en él se encuentra el pincel para pintar, la arcilla para modelar y el escenario para vivir sin sucumbir a la incertidumbre. Método para estudiar, para producir, para crear... El método no garantiza el éxito, pero lo convierte en memorable.
Guardiola es método en estado puro. Su guardián más exigente. El que lo mira, lo gira, lo adorna y lo luce. El que nunca lo esconde. Pep es pasión de trabajo incansable. De compromiso en la búsqueda de la perfección y la excelencia. Dulce y elegante. Respetuoso y amable. Sus padres piensan que es “un enfermo del fútbol”. Quizás sí, pero enfermo enamorado de un curioso juego que, sin explicación lógica, atraviesa el mundo con un lenguaje común que nadie traduce pero todos entienden.
Guardiola es parco en palabras. Sintético. Ni un pase más de los necesarios. Tampoco menos. Cuando era jugador “con un toque resumía cinco jugadas”, dice Manuel Vicent. Cruyff sembró la semilla de la idea y Pep ordenó lo que llevaba años brotando. Le concedió un discurso, una escalera firme para alcanzar el triunfo. Sin buscarlo desesperadamente. Sin prisas. Perfeccionando el modelo en sus infinitas variantes. Trabajando noche y día. Contagiando intensidad a los suyos. Divirtiéndose y divirtiendo.
Pensando mucho. “Pep piensa hasta cuando duerme. Ya era así de jugador, pensaba más que corría”, afirma Carlos Naval, el eterno delegado que tantas horas pasa a su lado. Tal como ahora hace Xavi, su heredero natural.
Guardiola es humilde por convicción. No es una pose. Es su forma de estar en el mundo. Con lo que más disfruta es con los brotes verdes de la cantera. Sabe que serán su mejor legado: un ramillete de jugadores con el método Guardiola en los genes. Cada año, uno o dos nuevos. Para acompañar al genio de Messi. Para hacerlo posible.
Meticuloso y comprometido, su confianza en el método grabado a fuego en el conocimiento de sus jugadores ha hecho desaparecer los fantasmas que durante tanto tiempo atenazaron al Barça. Ha saldado las cuentas con la historia. El Real Madrid es sólo un rival más. Ha dejado de ser el verdugo inexorable del gol en el último minuto, del penalti injusto que nos “roba” el título... Hoy, el Barça es un equipo siempre reconocible que trasciende pequeños localismos o simbólicas identidades para ser patrimonio universal del fútbol.
Ahora, en un momento en el que faltan referentes que transmitan a las nuevas generaciones los valores del esfuerzo, la pasión y la inteligencia, el método Guardiola es una excelente noticia. Hasta para los del Madrid.

3 comentarios:

  1. pero qué guapo Pep!!!
    Barcelona entera está deseando salir a la calle a celebrar la Champions en el Bernabeu y la primavera.
    :)

    desde luego que es un hombre de método, ay si la mitad fueran un 50% Pep.

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  2. Supongo que esto lo has escrito antes del 3-1 pero no soy de las que hacen sangre y aunque no soy del BarÇa como tú bien sabes, adoro a Guardiola. Se me ha adelantado Yolanda porque yo, aunque adoro también su método, lo adoro sobre todo a él. ESTÁ QUE SE SALE.

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  3. Despues de la derrota y con todo el dolor el costado, sigo creyendo en el Metodo. Y lo haré toda la vida.
    Animo a todos los que aman el futbol.
    Y a ser posible que el Inter no gane nada. No lo merece quien profana este juego con el más vil y medieval catenaccio.
    Lo peor es que como nos de por ganar la Liga, puede que tengamos a Mouriño en el Madrid el próximo año. Vade retro.

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