lunes, 26 de octubre de 2009

Opinión blog 3: Cine.

Esta opinión está dedicada al cine: a los estrenos y a las películas del Festival de Ourense.

1) “Si la cosa funciona” de Woody Allen. Las películas se parecen al vino. Algunas tienen una excelente entrada en boca, nos estimulan y sorprenden al primer contacto pero se diluyen con demasiada rapidez. A otras en cambio por su complejidad o sus matices les cuesta penetrar en nuestras papilas cinematográficas pero cuando lo hacen dejan su recuerdo gustativo como una huella de sentimientos o reflexiones que nos acompaña para siempre o al menos por un tiempo largo.
A la última entrega de Woody Allen le pasa lo que a las primeras. Su rápida puesta en escena, la facilidad para la frase imaginativa e irónica del protagonista, el corta y pega de todos los temas y obsesiones que Woody ha mostrado a lo largo de su carrera, su ritmo, la dosificación del humor negro que contiene resultan impactantes y divertidos. La figura de su alter ego, el judío misántropo Boris Yellnikoff, con reminiscencias de Groucho Marx, pretende dirigirnos un discurso moral “ma non troppo”, provocarnos e inundar la pantalla de vitriolo existencial que escapa de todo tipo de tópicos. Pero aparentando reivindicar lo políticamente incorrecto alcanza la máxima corrección en ese canto al Carpe Diem, lleno de modernos lugares comunes (homosexualidad, glamour en calzoncillos…). Bueno se deja ver pero no es más que un azucarillo que no dura nada en la boca. Por cierto Boyero se nos está poniendo blandito.

2) “The visitor” de Tom McCarthy. Todo lo contrario que la anterior. Profunda, vibrante, emocionante. Una figura, la del profesor de economía, que nos remite al más puro concepto de civilización. A la mirada limpia del que observa y siente sin prejuicios. A la cara más admirable del ser humano. Un vistazo a la bondad y a la solidaridad sin pretensiones moralistas. Una pertinente crítica a las políticas de inmigración en los EEUU, por desgracia cada vez más parecidas a las de los estados europeos. Con una historia de amor que crece sutilmente, llena de magníficas elipsis y algunos interpretes secundarios más que notables, como la madre del amigo sirio en su elegante sencillez, física y espiritual. Serena, honrada y civilizada. Se queda contigo unos días y se recuerda levantando el sombrero para saludarla.

3) “La caja de Pandora” de Yesim Ustaoglu. También muy interesante. Un lúcido e inhabitual acercamiento al Alzheimer, mucho más profundo y honesto que el de “El hijo de la novia” de Campanella y otros muchos que se han filmado. Sombría y aplastante por momentos, se recrea en la niebla de Estambul y la Turquia rural buscando introducir al espectador en el drama de personajes perdidos en la bruma. En una familia sin norte ni presente ni futuro. Sin amor ni capacidad para tenerlo. El ritmo es sin duda demasiado lento de una forma provocada, pero excesiva. Sobran algunas paradas para recrearse en los paisajes desolados y olvidados. Pero apuesta por la libertad y contra el convencionalismo. Situa al Alzheimer en el lugar que merece: un escenario que “borra la memoria pero no los sentimientos”, como Maragall ha afirmado en una reciente entrevista. Y al final, el derecho a decidir. Y la única lagrima de amor en el más excluido de la familia/ sociedad. Valiente y diferente.
Al hilo de esta película quiero que veáis este video corto y aleccionador por el que yo mismo también debo pedir perdón a "alguien".

4) “Flores tristes” de Teo Manuel Abad. Un indispensable recorrido por la Memoria Histórica de Galicia, un país donde no hubo guerra, sólo represión. Las últimas fosas comunes abiertas en Europa no fueron las de Bosnia sino las de Galicia. Cunetas con cadáveres que deben ser restituidos a sus familias. Testimonios de gentes que han sufrido el olvido de la “longa noite de pedra” y la cobardía de la transición democrática para con los perdedores y los represaliados de la dictadura. Desde A Fonsagrada a Ponteareas, Porriño... Historias que deben ser contadas y casos que claman justicia y el necesario reconocimiento. Asesinos, algunos todavía vivos, que nunca fueron acusados por sus crimenes. Para encarar el presente es indispensable la memoria. Ningún demócrata en Galicia puede perderse este documental que contiene nuestra desconocida y "ocultada" historia reciente.

5) Homenaje a Eloy Lozano: una decepción la escasísima presencia de público. Quién hizo posible un Festival que ya cumple quince años, merecía el reconocimiento masivo de la ciudad por la que trabajó contra viento y marea. Que además no lo comprendió y acabó mandándolo al exilio de Compostela. Una mesa redonda, absolutamente inadecuada, alguno de cuyos integrantes, por lo poco que puedo conocer de la trayectoria de Eloy, no era precisamente el más idóneo en este homenaje. Un formato que debe revisarse.

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